Cada mañana
Perdí parte de mi juventud con mi estancia en el Seminario Mayor de Gasteiz. No fue un error, pero aprendí cuestiones filosóficas fundamentales en relación a la ontología, teísmo y ateísmo. Analizamos argumentos a favor y en contra de filósofos, teólogos y otros pensadores y si Dios existe, todo adquiere sentido, si no existe, todo es un absurdo. A pesar de todo la vida sigue teniendo sentido. Debemos dar las gracias cada mañana por haber existido, por la salud de la que se goza, por haber conocido este mundo, por comer, por haber conocido a personas maravillosas, por tener una familia, por vivir en una sociedad democrática, por tener derechos, por tener un trabajo, una familia, amigos, por haber aprendido y adquirido conocimientos increíbles, por haber dejado una huella en la posterioridad que otros verán.