Nos veremos las caras
Por fin, la mascarilla dejará de ser usada en la calle, salvo aglomeraciones en algunos lugares. Llevamos una larga temporada cubriéndonos parte del rostro, nariz y boca, lo que nos ha permitido pasar desapercibidos en algunos momentos. La belleza y la fealdad han sido cubiertas de nuestro rostro por un aislante, mascarilla, para librarnos del contagio de la pandemia. Han sido tiempos oscuros, muchas y muchos han padecido dificultades personales y de salud. Los cambios en las rutinas diarias, la transformación de la vida social por el aislamiento y distancia física, la pérdida de libertad, la preocupación por los temas de salud y económicos, todo ello ha contribuido a un impacto en la salud mental de ciudadanas y ciudadanos. Esta crisis sanitaria nos ha puesto a prueba como sociedad y muchas personas han pagado con su dolor, la enfermedad o la pérdida de un ser querido; la urbanización, la superpoblación y el comercio mundial han creado un escenario ideal para la producción y extensión de la pandemia. A cara descubierta, sonriamos y veamos el mundo con una mirada limpia, llena de amor hacia todos aquellos seres que nos rodean y tengamos presente que un soplo de aire produjo lo que produjo y no queremos que vuelva a producirse.