Ojalá Jon Rahm sea al golf lo que Manolo Santana al tenis y ayude a desterrar esa leyenda que marca de elitista a la prática de ese deporte. Para el que no lo sepa (yo hasta hace muy poco lo ignoraba), un juego de palos de los caros cuesta bastante menos de lo que se paga por una bicicleta de carretera de las buenas. Y el mantenimiento de un campo de golf gasta mucha menos agua que un regadío de extesiones similares.NOTA DE REDACCIÓN. Las cartas no deben superar los 800 caracteres y deben estar identificadas con nombre y apellidos de su autor, así como la dirección, teléfono y el DNI. DEIA se reserva el derecho a la edición de las mismas.