¿Qué seguridad nos da el agua del grifo, a los menos que aún la bebemos? En España se usa el cloro libre en forma de hipocloritos (lejía), por ser el más barato, pero el riesgo de generar compuestos cancerígenos (THM) al reaccionar en el proceso químico-potabilizador, exige a las mancomunidades, comparar con el ozono o dióxido de cloro (clorito), siendo este, eternamente usado como esterilizador hospitalario, saludable y sin sabor, a decir de los cordobeses. El consumo de agua del grifo se da en familias de bajo poder económico y/o personas con sensibilidad ecológica, porque el agua envasada supone un plus de gasto familiar y agresión medioambiental por generar basura. Es injusto ahorrar en plástico y lo paguemos en salud personal y gasto público sanitario. Aún siendo tercer consumidor de agua envasada de la UE, alcanzamos el 11% de cánceres de vejiga asociados al uso de agua del grifo. Países escandinavos, centroeuropeos y Benelux, no alcanzan 0,6% de media (0,2% en Alemania) a pesar de que beber agua del grifo es generalizado en sus casas y restaurantes. Desde la sostenibilidad ecológica (plástico), huella de CO2 (transporte), salud pública y economía social, no consta en la agenda política del Gobierno vasco. Un silencioso e invisibilizado problema nacional global... de obligada reparación. Lo propio con la luz. Anuncian cambios de tarifa según horario. La nueva franja de 9 a14 y 18 a 22 horas será la mas cara; justo cuando más necesitan la calefacción y cocina eléctrica muchos mayores, viudas y pensionistas, que sufren déficit adquisitivo, a causa de descuidos políticos... también a reparar.