Ya sabrán lo que cuentan de dos ladrones que van a robar, ya al atardecer, a una tienda, y resulta que el dueño, sabio y hábil, les vio antes de que ellos lo notaran. Para librarse ellos con seguridad y previsión, cogió un bate de béisbol y se escondió detrás de la puerta abierta de su comercio. El primer ladrón, sin pensarlo, se lanzó dentro, recibiendo inmediatamente un batazo defensivo, que le rompió todos los dientes. Salió el primero a donde el segundo malhechor esperaba y hablaron: ¿qué tal te ha ido? preguntó el segundo al que había recibido el golpe, y este que se tapaba la boca con las manos, le dijo: Entra tú primero que a mí me da la risa.

Pues yendo al tema, eso me pasa a mí. Yo voté, da igual a quién, y miren qué porrazo me han dado. Más que risa me da verdadera pena. Aunque algunos de estos líderes, ya a mí sinceramente, me dan risa. Otra vez seré mucho mas prudente y pensaré: ¡Que vote otro!, que yo ya vote y no me ha ido nada nada bien. Peor que romperme los dientes.