Parece ser que fue un templo pagano... Lo cierto es que se presenta como tesoro vivo que sirve para recorrer la historia de nuestro atribulado continente. En sus 900 años nunca recibió impacto destructor como ahora. Los dramas siempre nos inclinan a pensar en momentos difíciles: cuando fue atacada por los hugonotes, cuando se convirtió en protagonista de la Revolución Francesa, cuando silbaron las balas en plena guerra... Pero también esa aguja que cae una y otra vez en las redes sociales es símbolo de apenas un siglo que debe de invitar a la esperanza frente a la destrucción. Notre Dame es presa de las llamas, imposible evaluar lo que se pierde, fue el ejemplo del esplendor y resurgimiento desde el siglo XII. No solo arquitectura, es literatura, es el orgullo de una sociedad que renace. Tiempo de acercarse al visible tesoro invisible de lo que supone la historia y el arte. Notre Dame, notre drame.