Una huelga siempre ha sido entendida para el ámbito laboral; parar la producción ha sido la herramienta utilizada por la clase trabajadora para dignificar las condiciones trabajo, pero parar en la reproducción, en el consumo y en los cuidados es algo que todavía la mente masculina cuestiona y/u obstaculiza. En los últimos tiempos, las mujeres han protagonizado largas huelgas en los ámbitos de trabajo del que han salido fortalecidas y victoriosas, y ahora al igual que el año pasado, se preparan para otro ataque sistémico, porque hacer huelga en el ámbito de la reproducción, del consumo y los cuidados es un acto de rebeldía de las mujeres, que tiene que hacer pensar a los hombres y por supuesto tiene que poner en jaque al sistema capitalista y patriarcal del que somos víctimas toda la ciudadanía. Corresponsabilizarse de los cuidados de mayores y menores , dejar de consumir convulsivamente y ocupar el espacio que por derecho tienen las mujeres en este mundo, son los tres ejes de una huelga feminista que solo busca un mundo mejor y más igualitario. Parar para pensar dónde nos lleva este sistema, parar para reflexionar qué futuro queremos tener y dejar, es el valor añadido de esta huelga morada y por eso, aunque solo sea por un día, la huelga tiene sentido y un peso muy especifico en esta sociedad cada vez más violenta y carente de valores, porque coloca al ser humano en el centro. El pasado 8M una explosión de energía feminista pacífica y reivindicativa, recorrió las calles del mundo, evidenciando que el cambio es necesario y legítimo. Las mujeres se preparan ya para otro 8M impresionante, pararán para continuar caminando juntas... y vivas.