Leo en la prensa el abandono del movimiento de pensionistas de uno de sus portavoces, el señor Pereda, como consecuencia de la politización de dicho movimiento. En una de mis cartas publicada en DEIA hace un año -La marea gris pasea por Bilbao- hacía referencia a la espontaneidad de la manifestación de 22 de febrero de 2018, sin contaminantes políticos ni sindicales. Con una tarta de 550.00 pensionistas en Euskadi y 8,7 millones en toda España y avecinándose unas elecciones, normal que partidos políticos y demás familia, anden metiendo el hocico en este colectivo y acaben destruyendo este movimiento, con el fin de satisfacer sus insaciables ambiciones en la caza del voto.