De cómo estamos programados
La inteligencia se mide por la capacidad de rectificar ante el error, no por no errar, como, subconscientemente, nos han educado. Es disculpable que en el pasado, presente aún para muchos, nos hayamos dejado seducir por la política que tanto nacional como internacionalmente, estamos viendo, ha fracasado, por La Economía, que vemos en manos de la más cruda avaricia, por la Religión oficial que aleja al ser humano de su propia conciencia de divinidad, por la Ciencia, que en vez de liberarnos (en el sentido no superficial, sino profundo) somete al ser humano desde su única verdad, “indiscutible”, la científica.
Salir del influjo de estos cuatro poderes, que marcan nuestras mentes desde vete a saber tú qué esferas “superiores”, y recuperar nuestro propio poder recuperar así nuestra mejor versión fructífera y colaborativa, -sustituida convenientemente en el “programa” por competitividad estéril-, es la tarea que desde los distintos ámbitos individuales y sociales tenemos por delante.