Sirvan estas líneas para recordar a nuestro querido amigo Ángel Roy que se nos ha ido casi sin darnos cuenta, gran persona, ha sido una gozada haberte tenido de amigo como nos tenías a todos los amigos de chavales y mayores, que se acercaban contándonos todas tus bromas y chistes y nos daban las tantas al lado de la tienda de ropa Lasagabaster, en el barrio bilbaino de San Ignacio, innumerables noches que nunca se olvidarán porque fueron maravillosas. Luego, las comidas con nuestras mujeres, siempre con tu buen humor, si te hubieras dedicado profesionalmente a comunicar y contar chistes no habrías tenido precio. A tu mujer, Ana Mari, y tus hijos y nietos, mucho ánimo. Seguro que estás ahí arriba y encima se lo están pasando fenomenal contigo.

Eskerrik asko, Ángel, por todo.