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A quién corresponda

Juan José Ibarretxe indicó hace pocas fechas: “Que nadie se confunda con el PNV. Si algo tenemos claro es que somos un pueblo y tenemos derecho a decidir nuestro futuro. Puede que, luego, haya diferentes posiciones tácticas, pero la posición estratégica es que somos un pueblo”. Mientras tanto, los catalanes tiran por la calle de en medio y van a realizar la consulta correspondiente, escondida tras unas elecciones autonómicas. Todo dependerá del resultado de la votación; si el partido que apuesta por la independencia saliese ganador, ellos proclamarían el estado independiente catalán. Desde Madrid, avisan que eso del derecho a decidir versus independencia catalana ni por el forro; pues le aplicarán el artículo de la Constitución que dice palo y tente tieso a quienes invoquen y quieran aplicar la independencia. Si los líderes políticos fueran tamaño inteligentes, sabrían que no hay mejor forma que llevar los asuntos del Estado y del país que negociando en una mesa de manera ordenada y democrática. A estas alturas del siglo XXI los avisos a navegantes en forma de asustar o atemorizar a lo único que llevan es a peores consecuencias y radicalismos por ambas partes. Y yo me pregunto: ¿para qué sirve un partido político? Los pueblos catalán, vasco y gallego son sabios y con muchos años de historia a sus espaldas para que a estas alturas vengan ciertos personajes de la política en minúscula a poner en solfa nuestra existencia como pueblos. Muchísimo más inteligente sería que democráticamente dejasen hablar a los pueblos y en sintonía con ellos favoreciesen sus deseos y objetivos.