Las policías locales o municipales no solo están para garantizar la seguridad, como cualquier agente de la ley ante hechos violentos como hurtos, robos, agresiones o cualquier delito, sino también para llamar la atención y, en su caso, sancionar si procede a tanto ciudadano incívico como hay que arroja desperdicios al suelo, maltrata el mobiliario público, lleva sueltos a sus perros o no recoge sus excrementos; también a quien irrumpe en las aceras con su bicicleta sorteando peatones, e incluso a estos cuando tampoco respetan las normas éticas, razonables y lógicas, sin olvidar a los conductores de vehículos a motor que igualmente no cumplen debidamente, máxime cuando estos comportamientos denunciados ponen en peligro a los demás ciudadanos. El mirar para otro lado es un grave incumplimiento por parte de estos agentes que debe ser controlado. Derechos sí, también obligaciones para todos.
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