Nepotismo y corrupción arden en Nepal por una revuelta cuyo detonante es el cierre de internet. Un sistema injusto y la falta de oportunidades no fueron chispa suficiente por sí solos, pero no poder acceder a TikTok lo ha desparramado todo. Que una turba no es un movimiento político lo demuestran la fuga de 15.000 presos comunes de las cárceles y que el periódico que reveló los escándalos del Gobierno haya ardido a manos de incontrolados. La agitación como relato político es la base del populismo. Alguien sostendrá que, en Nepal, solo el pueblo salva al pueblo. De momento, allí emerge el ejército.
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