BILBAO va perdiendo elementos en su mobiliario urbano que, como sospechábamos hace tiempo, nos dan cuenta de que nuestros hábitos para informarnos y de consumo van cambiando. Primero fueron los tradicionales buzones amarillos de Correos. ¿Se acuerdan de la última vez que echaron una carta? ¿O una moneda en una cabina de teléfono? Imprescindibles en épocas pasadas, las cabinas están abocadas a su desaparición definitiva. Dolorosa la pérdida del kiosco de prensa. Y, a pesar de todo, aquí estamos. A pie del cañón, como no podía ser de otra manera. Digital o papel. DEIA.