HACE tres años, el vertedero de Zaldibar se vino abajo y enterró con él a Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, este último para siempre. Un mes después, la pandemia del covid nos cambió la perspectiva de las preocupaciones y, si bien nunca cayeron en el olvido, su búsqueda se entremezcló con la falta de mascarillas, la situación en las UCI o los confinamientos. Quedan muchas dudas para aclarar el porqué de esta tragedia que deberá resolver la investigación judicial. Mientras, el resto debemos hacer un ejercicio de memoria para que algo semejante nunca nos vuelva a pasar. Goian bego.