No hay mentira que no se barnice con un buen desfile militar. Así lo hizo ayer Vladimir Putin en el día de la victoria contra Hitler al colar a los rusos que su agresión en Ucrania es en defensa propia. Esto lo envuelves de unos jóvenes aguerridos en marcha con el mentón retando al cielo y un paso de la oca heredado de la Wehrmacht nazi y se les saltan las lágrimas de fervor patriotero. Si, además, los mutilados de la invasión no están a la vista ni hay un recuento de bajas propias que explicar, es un win-win. El sarcasmo es celebrar la derrota del invasor y ocultar que eres tú.