No sé si ha dejado de sorprendernos ya que el trapicheo de 'las élites' sea tan chungo y cutre como lo imaginábamos. Las conversaciones entre Gerard Piqué y Luis Rubiales tienen un tufo a guion de Torrente que no se atenúa por muchos millones que se repartan. De acuerdo, en las conversaciones privadas todos sonamos mucho más pedestres que en nuestras medidas intervenciones públicas. Pero, por eso mismo, lo más alucinante de la comparecencia de Rubiales ante los medios es la confesión de su mayor temor: que le "metan un saco de cocaína en el coche". Oye, ¿con quiénes se codea el presidente de la RFEF, alma de cántaro?