Isabel Díaz Ayuso sabe que está ante su Rubicón y ha decidido cruzarlo porque solo le queda cargar contra Pablo Casado. La presidenta de Madrid se calló la investigación de las cuentas de su hermano, aunque lo sabía desde diciembre, no fuera que se le volviera en contra. El momento de romper la baraja es el de los temblores en Génova por los resultados en Castilla y León. Casado no ha estado mas débil; Ayuso no ha estado más apremiada. Solo puede quedar uno. Al fondo, un presunto caso de corrupción en el PP -y van...- o de espionaje y guerra sucia intestina, que también llueve sobre mojado.