A derecha española y sus medios rumian el fracaso de su campaña contra el gobierno de Sánchez por el tratamiento médico al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. En esta obsesión se mezclan acoso y derribo al Ejecutivo con la vergüenza histórica del abandono del Sahara. La traición al pueblo saharaui se disfraza ahora al identificar con el terrorismo a toda una nación exiliada. En España, los herederos del imperio justifican así su complicidad con el reino invasor de Marruecos por si rascan algo de su apropiación territorial. Pero hasta en eso les ganan Francia y EE.UU.