UE el usufructuario de una columna de opinión solicite un lunes de objeción de conciencia queda mal. Entiendo que quien lleva decenios dando opiniones que nadie le había solicitado sobre casi cualquier tema venga ahora a pedirles un ratito de indecisión, de objeción, de ausencia, es bastante impresentable. Pero es que no consigo tener una opinión informada sobre tantos asuntos que se nos exigen fundamentales, inmediatos. Como ya me vacunaron con una vacuna de ARN mensajero, me he librado de elegir qué prefiero para la segunda dosis que se les ofrece a quienes tuvieron la primera con Vaxzevria. Tampoco tengo una opinión, me da que cualquiera de las opciones es razonablemente efectiva y razonablemente segura. Pero no sé si es mejor seguir la pauta inicialmente prevista que cambiar de vacuna. No parece que las interacciones sean malas, acaso lo contrario. ¿Ven? Cuanto más me informo, menos opinión tengo, aunque en esto sienta que las autoridades han propiciado un ambiente que no ayuda a lo fundamental, que sigue siendo aumentar la proporción de personas vacunadas en todo el mundo. Luego, en los ratos que nos deja el coronavirus, de repente el tema de los indultos. De repente por decir algo, pero en cualquier caso, si escuchamos las opiniones informadas pasamos del Horror, así con mayúsculas en plan Coppola, a la virtud de estado, sea lo que sea. La opinión informada en estos temas, la de la cosa judicial, está viciada porque años de viciar los procedimientos no dejan nada limpio. Pero tampoco puedo ofrecer, ni quiero, nada más que el sonrojo ante quienes nos ponen el capote delante para que, sí o sí, nos lancemos a embestir. Cierto: a estas alturas todo es malo pero algo habrá que hacer. Aunque sea firmarle al gobierno un consentimiento informado como el de la vacuna. No sé.