O venía notando pero ya lo he confirmado: soy un bicho raro. Lo digo porque me importa un comino con quién se besa la presidenta de la Comunidad de Madrid pero, visto el seguimiento de su posado/robado/exhibido en Ibiza para confirmar que tiene novio, estoy fuera de onda. A mí me interesa que los políticos, y sobre todo los gestores, se fotografíen contando las soluciones que tienen para nuestros problemas, sean solteros, casadas, arrejuntados o separadas. Pero veo que, desde que Pablo Iglesias hizo de aquel beso en la boca con Xabier Domènech un emblema, si no besas bien, no mereces gobernar.