STABAN (están y estarán) corriendo ríos de tinta sobre la decisión referente a que Bilbao no vaya a ser sede de la Eurocopa-2020. Esto es un dato objetivo, pero observamos una especie de ensalada donde se mezclan churras, setas, merinas y rolex. Este affaire requiere de un análisis diferenciado en cinco planos: político, socio-económico, sanitario, jurídico y alternativo.

. Aquí nos encontramos de todo: desde el aún líder de una formación política que lleva camino de la residualidad, hasta la típica oposición adscrita al a todo no. Así, Iturgaiz y sus adláteres atribuyen el rechazo a Bilbao como sede a la "incomodidad que la selección española suscita al PNV". En esta ocasión hasta acierta a articular palabras todasjuntas diciendo que "el Gobierno vasco y el español han dejado a Bilbao fuera de juego, para gran regocijo en las herriko tabernas". Tras la colección de boutades dice que solicitará que, como resarcimiento, Bilbao albergue en el futuro un partido oficial de la selección española. Observamos un par de cosas: su fin principal, y una actitud obsesiva-compulsiva de manual.

Sobre lo declarado por la formación fascista Vox no hago valoración alguna. Aplico un cordón sanitario a la extrema derecha.

EH-Bildu y lo que queda de Elkarrekin Podemos, en su línea: además de la consabida conclusión-mantra-soniquete "Urkullu dimisión", consideran que la decisión es de sentido común dada la actual situación sociosanitaria y reclaman al Ayuntamiento que el resto del presupuesto comprometido para este evento se destine a favor de la ciudadanía a través del Plan Bilbao Aurrera.

En cuanto a las instituciones, el lehendakari expresa su decepción por una decisión que puede estar motivada por razones políticas y por la que las instituciones vascas podrían exigir indemnizaciones. Recuerda a la UEFA y a la RFEF que existe un contrato que compromete a organizadores e instituciones. El Ayuntamiento de Bilbao habla de disparate, vergüenza y denuncia las formas. Es lo que tiene tratar con una asociación privada que siempre ha dado muestras de altanería, prepotencia, comportamientos chulescos (rozando los comportamientos mafiosos) y, sobre todo, monopolistas.

Nadie discute que, con la situación que tenemos encima, sectores como la hostelería, la hotelería, el comercio o el transporte vuelven a ser los damnificados de esta decisión. Aunque no haya visto el contrato (como la inmensa mayoría de la gente), sí sabemos que el Ayuntamiento había adelantado 1,2 millones para la celebración de dicho evento. Está claro que las instituciones intentaban ayudar (inyectando recursos económicos y humanos) a la obtención de un considerable impacto económico en forma de retorno así que la voluntad por reflotar, entre otros, los citados sectores no era ninguna mala idea ya que hubiese supuesto un balón de oxígeno a sus mermadas actividades.

No se puede entender qué razones han podido llevar a la UEFA (con apoyo de la RFEF) a adoptar ahora está decisión. Es lógico pensar que persigan unos objetivos económicos pero eso jamás debe pasar por poner en riesgo la salud de la ciudadanía. No llego a comprender cómo la Junta de Andalucía prima el interés económico a la salud de sus conciudadanos pero, en todo caso, me parece un asombroso ejercicio de irresponsabilidad.

Las instituciones vascas analizan la posibilidad de exigir una indemnización a la UEFA por la decisión adoptada respecto a Bilbao. Para ello examinan los artículos del citado contrato suscrito (y no expuesto ante la ciudadanía) para que nuestra villa fuera una de las sedes de la Eurocopa-2020. Hasta el momento, no existe una estimación de la cuantía que podría exigirse como compensación. Evidentemente, la UEFA no puede romper unilateralmente el contrato existente sin que ello tenga una inmediata respuesta jurídica por la parte afectada. Tampoco se sabe cómo y cuándo decidieron que hubiera una nueva sede.

Tengo más o menos claro que todo esto puede terminar en un largo, tedioso y costoso proceso judicial pero, entre el negro y el blanco, hay una infinita gama de grises. Así que algo habrá que hacer€ pero cuando se pueda. Con seriedad, profesionalidad, coherencia y responsabilidad, no nos podemos cerrar a traer nuevos eventos. Así que desde estas líneas propongo explorar un trato extrajudicial entre las partes consistente en que Bilbao fuese sede de alguna fase de Champions-2022. Quizá no una final (debido a la capacidad de San Mamés) pero sí las fases de cuartos (4 partidos) o semifinales. Ahí queda para quien corresponda.

Yo, como ciudadano, también tengo mis propios criterios. En el plano político, no tendría ningún inconveniente en que la roja jugase en San Mamés pero como selección visitante. Mientras España no reconozca la oficialidad de nuestras selecciones nacionales vascas, mi postura será invariable. A veces la ideología (que se debe tener los 365 días del año) ha de primar sobre el dinero. En caso contrario, es imposible construir nación.

En el plano socio-económico, soy consciente que para construir nación hacen falta recursos y también sé que de la ideología no se come. Ciertamente es un varapalo para sectores fundamentales en la actividad económica de Bilbao, de Bizkaia y, por extensión de Euskadi.

En el plano sanitario soy tajante: lo primero y lo responsable es la salud de la ciudadanía. Sin salud no hay plano político ni económico que valga. El Gobierno vasco ha hecho lo correcto de una forma responsable y coherente, y no puede plegarse a imposiciones, chantajes ni a excepciones por parte de una asociación privada. Es más, creo que cualquier gobierno vasco, fuese del color que fuere, hubiese obrado igual. Abundando en lo expresado por la alcaldesa de la villa en funciones, no es que solo con Bilbao no se juega, sino que no se juega con el bien más preciado de las y los bilbainos: su salud.

En el plano alternativo, no me entra en la cabeza iniciar un interminable y costoso recorrido entre juzgados antes que sopesar una fórmula de arreglo intermedio que satisfaga a las partes. No sé si mi propuesta sería factible o no pero, en cualquier caso, no deja de ser una idea en positivo dirigida a que, una vez superada esta pesadilla, gentes de otros lugares pudiesen disfrutar de nuestros bares, restaurantes, hoteles€ montar en nuestro metro, tranvía y taxi€ y visitar nuestros comercios, museos y, en general, nuestra villa. Siempre, con garantías, serían bienvenidas a Bilbao.