EGURO que alguien ha razonado y analizado la imperiosa necesidad de que las elecciones catalanas se celebren dentro de tres domingos pese a la que está cayendo. Y seguro que otro alguien ha razonado y analizado a su vez la imperiosa necesidad de que, en el siglo de las telecomunicaciones, los urbanitas catalanes suspendan el confinamiento perimetral de los municipios para poder acudir a los actos de campaña de los partidos. En esta espiral de instrumentalización del proceso electoral por parte de todos, me temo que el culmen del absurdo y la irresponsabilidad aún está por llegar.