OMO cada vez que hay elecciones en Euskadi en los últimos años -o incluso cuando se suspenden-, hoy hay otros comicios: los gallegos. Aunque por aquí el interés de esas elecciones es más que relativo, en esta ocasión este otro 12-J cobra cierto aliciente. Primero, por conocer cómo se comporta el electorado gallego en las urnas de la pandemia y con algún brote activo, y su comparativa con lo que ocurra aquí. Y segundo, por comprobar si el respaldo que obtiene Núñez Feijóo, eterno aspirante a líder del PP en el Estado, le avala para acechar a Pablo Casado. Tiene su morbo.