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Tribuna abierta

El bebedero de patos y el Parlamento Vasco

A fotografía pequeña de las dos que ilustran este artículo no es un bebedero de patos. Es el actual hemiciclo del Parlamento Vasco -en la otra imagen- cuando se hallaba en construcción. La imagen fue tomada por Peru Ajuria en la visita que hicimos los parlamentarios de la época a las obras el 22 de mayo de 1981. Pocos años antes, en 1979, Telesforo de Monzón, en sus mítines contra el Estatuto de Gernika verbalizaba con maestría de orador lo que iba a suponer el Parlamento Vasco para Euzkadi, cuya aprobación se había conseguido, tras durísima negociación, el 25 de octubre de 1979. Recordaba Monzón cómo de pequeño solía ir con su familia a Gasteiz y allí le llevaban al Parque de la Florida a dar de comer a los patos trocitos de pan y algo de maíz. También cómo en alguna ocasión algún chaval disfrutaba engañándoles y no dándoles nada. Le servía este recuerdo del “bebedero de patos” para decirnos que el Parlamento Vasco, que se iba a construir a pocos metros de donde los patos abrían su pico, en el antiguo Instituto Ramiro de Maeztu, sería un “bebedero” en el que nosotros, los parlamentarios, íbamos a estar a expensas de las migajas que si nos portábamos bien nos darían desde Madrid una a una, incluso engañándonos como aquel chaval tan graciosillo. La imagen tenía su fuerza y el mundo de HB se la compró con risotadas y grandes aplausos porque, además, tenía por detrás a ETA, que corroboraba todos estos juegos de palabras. Era el mismo Monzón que me contó un día en su casa de Donibane que el PNV era como un valioso arcón de monedas de oro del siglo XIX, monedas muy apreciadas, pero que no estaban en circulación, que el PNV era un recuerdo del pasado. Monzón me instaba, todavía chaval, a mirar al futuro y dejar de pertenecer a una organización que había sido la suya. Y me lo decía él, un jelkide que me hablaba de los gudaris de ayer y de los de hoy (ETA) y de cómo había sido presidente del Gipuzko Buru Batzar y amigo del lehendakari Aguirre.

Menos mal que en el PNV había gentes con más cabeza y más principios que sin dejar de mirar al pasado diseñaron una estrategia para proyectarnos al futuro. De haber seguido aquellas prédicas y aquel recetario tóxico que nos planteaban y que Bildu trata de que olvidemos, estaríamos hoy en la carraplana.

Hormiga, cigarra; gato por liebre

Tanto es así que un profesor universitario me comentaba que tiene ganas de hacer un recuento numérico y conceptual de todas las miles de manifestaciones que en cuarenta años ha organizado contra todo lo institucional lo que conocíamos por HB con la música de fondo de “ETA, ¡mátalos!”, sin contar las que hacíamos los demás contra los atentados de ETA y del GAL. La hormiga y la cigarra. La hormiga, preocupada por un país que se moría y buscando retomarle el pulso con el Estatuto de Gernika y la devolución del Concierto; la cigarra, con sus modelos castristas de revolución pendiente, su justificación inmoral del terror y su puño en alto. Por eso, a los que hemos vivido todas esas monsergas no nos venden su gato por liebre. El problema actual es la reescritura de todo aquello, dirigido a las nuevas generaciones que creen que los comisarios de Sortu son abertzales. Gentes, como su secretario general, que van a la toma de posesión de Maduro no parecen recomendables como líderes éticos de un modelo democrático de sociedad en una Europa de valores. Y eso hay que decirlo. Mucho más, cuando en ese mismo Parque de la Florida, el pasado 11 de marzo, día Europeo de las Víctimas del Terrorismo, al acto anual de recuerdo fueron todos los partidos... menos Sortu, a quienes no les gusta el lema “Fue Injusto”. Con semejante actitud tienen luego la caradura de decir que nos gusta hurgar en el pasado. Tinta de calamar, porque el de ellos es impresentable. De los peronistas decían “no son buenos ni malos, son incorregibles”. Y Sortu demuestra no hacer la menor insinuación corregidora de principios ni de sensibilidad humana ante aquellas tragedias a que ellos contribuyeron o causaron no hace tanto tiempo.

En 1980 se celebraron las primeras elecciones para elegir el primer Parlamento Vasco. La de HB fue una campaña demoledora contra el Estatuto. Obtuvieron 11 parlamentarios de sesenta, que era entonces el número de la Cámara. El PNV obtuvo 25, el Partido Socialista, nueve; seis la UCD, otros seis EE, dos AP y uno el PCE. HB cumplió su palabra y solo acudió a la conformación del Parlamento en la Casa de Juntas de Gernika para entregarle al lehendakari Leizaola, presidente de edad de la sesión, una carta explicando el por qué no iban a aquel “parlamento vascongado”. Lo hizo Josu Aizpurua. Y Leizaola le dijo que se equivocaban ya que ”el parlamento es la democracia de un país”.

Tengo a gala decir que me tocó, junto con otros 24 parlamentarios de EAJ-PNV, estar en Gernika el 31 de marzo de 1980 cuando se constituyó el primer Parlamento Vasco de la historia. El primero con más de dos tercios de la población vasca representada y con una cláusula en el Estatuto y Constitución para la incorporación de Navarra, trabajo hecho por los diputados y senadores del PNV en 1978 y 1979. Y recuerdo de aquel día la elección como presidente de Juan José Pujana, quien con satisfacción dijo “ya tenemos Parlamento”, pero también la de Inmaculada Boneta como vicepresidenta -solo cuatro mujeres, tres del PNV-, y de Benegas, a quien al entrar le increparon gritándole “contra el paro, lucha obrera” y él contestó “todavía no hemos empezado a trabajar”. Tenía razón. Allí estuvieron los dos ministros de UCD, Marcelino Oreja y Rodríguez Sahagún. Y Carlos Garaikoetxea y Manuel de Irujo fueron recibidos a los gritos de “Nafarroa, Euzkadi da”, dentro la petición de Arostegui. Y recuerdo que, en el debate, Griñó quería que AP formara grupo parlamentario con dos diputados. El mismo Santiago Griñó, catalán afincado en Gasteiz, que con su bigote falangista comenzaría su discurso en un debate posterior de la siquiente guisa: “En esta luminosa e histórica mañana del 18 de julio, llega la voz de España a este parlamento”. También recuerdo la obsesión de Mario Onaindia porque había visto Euzkadi con z y el lema “Jaungoikoa eta Lege Zarra” que el diputado general de Bizkaia, José María Makua, explicó diciendo que se trataba de la sede de las Juntas Generales de Bizkaia y solo ante ellas debía dar cuenta, pero que si les parecía aquello tan terrible mandaba quitarlas. Y también recuerdo el corte de electricidad que dejó la sala a oscuras por sobrecarga en la línea.

Las palabras de Leizaola

Las primeras palabras de Juan José Pujana, el nuevo presidente, fueron íntegramente en euskera. Dijo que no sobraba nadie y solicitó el cese absoluto de la violencia para que “las armas se conviertan en arados”. Antes, el lehendakari Leizaola pronunció un notable y breve discurso que debería constar en la actual sala contigua del hemiciclo. El lehendakari había estado allí mismo hacía 44 años en la constitución del primer Gobierno vasco presidido por Aguirre y ello “me coloca en una particular posición para enjuiciar de forma particularmente positiva el valor de este acto”. Quisimos, en el texto que preparó, meter algún párrafo pero no nos hizo ni caso. Hizo bien. Reproduzco la parte final del mismo: “Todos los intentos de organizar la comunidad vasca, de hacerla más amplia, más justa, más libre, deben pasar por este Parlamento. Cumplir esta misión requerirá algo más que la mera función de hacer leyes, siendo esto importante. Bueno será recordar, acerca de esto lo que con acertada sabiduría dice el proemio del Fuero de Gipuzkoa: Las leyes han de ser pocas, claras, breves y justas para el buen gobierno. Pero lo verdaderamente importante es que quienes ocupen los escaños de este Parlamento no olviden nunca que de ellos depende, como representantes del Pueblo, que este no sea llevado a la miseria y sí a la prosperidad; no conducido a la barbarie y sí a la paz; no conducido a la servidumbre y sí a la libertad”. Como es de imaginar, le aplaudimos como locos... y es lo que se ha hecho en estos cuarenta años por parte del PNV. Pero así empezamos. Sin sede, sin presupuesto, sin experiencia y con una HB que nos decía que éramos el parlamentucho vascongado. Hoy pretenden darnos clases sobre todo.

El próximo 31 de marzo el Parlamento Vasco cumple cuarenta años. De él, entre otras muchas leyes aprobadas, ha salido Osakidetza, la Ertzaintza, EITB y nuestro día a día actual. Instituciones claves para un país como estamos viendo y viviendo en estos días de zozobra. La hormiga ganó a la cigarra. Los 49 que allí estuvimos, acertamos. No permitamos, pues, lecciones de abertzalismo de gentes que confundían el Parlamento Vasco con un bebedero de patos.

* Parlamentario de EAJ-PNV 1985-2015