UN folio y medio de 76, seis supuestas medidas -de la 350 a la 355, ambas incluidas- resumidas a una, la negativa al ejercicio del referéndum, es lo que dedica la propuesta de Programa Común Progresista de Pedro Sánchez al problema político de Catalunya, ya que el de Euskadi ni lo cita. Sánchez se ha hecho un Anguita: programa, programa, programa... electoral, claro. El documento es una ristra de promesas como ajos -huelen fuerte, sabrán amargo- que cualquier escribano de la política trenza en dos días sin necesidad de dedicarle todo agosto al asunto. El PCP es capicúa, empieza y termina donde ya estaba Sánchez, tiene idéntico principio y fin: las urnas.