CONFIRMADO. Pedro Sánchez no tiene prisa alguna. O tiene nervios de acero o el doctor Sánchez confía al pie de la letra en su Manual de resistencia. O en las encuestas. Ha decidido que las reuniones con el PNV y Podemos sean ya en septiembre. Para qué estropear los últimos días del vacacional agosto. Lo que se puede entender es el miedo a “los dos gobiernos en uno” que habría si hay coalición con Podemos. Imaginemos, por ejemplo: Sánchez se va a la reunión del G7 mientras algún dirigente morado acude a la contracumbre anticapitalista. Está pasando.