VITORIA- GASTEIZ ha decidido que el jeltzale Gorka Urtaran será su próximo alcalde. Una vez más, los y las gazteiztarras han dejado en la cuneta pronósticos y encuestas que vaticinaban una posible llegada de la candidata de EH Bildu, Miren Larrion, al sillón municipal. Y no sólo no ha sido así, sino que además de refrendar su apoyo a Urtaran, han colocado al PSE como segunda fuerza del Consistorio. Una circunstancia, la de los socialistas, que no es menor habida cuenta de su caída en picado desde que gobernara Patxi Lazcoz en 2007. Lo único en lo que sí coincidían todos los análisis pre-electorales era en la debacle del Partido Popular en la capital gasteiztarra y el territorio. Y eso se ha cumplido sin discusión. Leticia Comerón tiene ante sí una larga travesía en el desierto auspiciada por la espantada de Javier Maroto hace cuatro años a Madrid y rematada por la lamentable campaña de su líder nacional, Pablo Casado, tanto en las generales del 28-A, como en estas. Hay que remontarse a resultados de 1995 para encontrar un peor resultado en el PP, cuando ya competía con una recién nacida Unidad Alavesa que le restó electorado hasta 2007. Desde entonces, los populares no se habían descabalgado del 30% (décima arriba, abajo) del apoyo de los y las gasteiztarras. Ayer recogieron apenas un 18% con 15.000 votos perdidos por el camino. Ni siquiera le vale como excusa haber padecido la fragmentación de la derecha ya que la suma conjunta de votos de Ciudadanos o Vox ni se acercan a esa importante pérdida de electorado.

Pero Vitoria-Gasteiz y Araba representa todavía más. Garantizan al PP prácticamente la mitad de su actual representación en el Parlamento vasco y habida cuenta de la proximidad de las elecciones vascas, la formación de Alfonso Alonso tiene ante sí una ingente labor de recomposición para no terminar como Unidad Alavesa. Ahora se abre el siempre obligado período de análisis para posibles alianzas, coaliciones, etc. Lo cierto es que Urtaran se acostó ayer con un panorama imaginado ya que tanto Comerón como Larrión, seguras de su éxito personal, han asegurado durante la campaña que respetarán la lista más votada. Y esa, es la del candidato de EAJ-PNV que ha recuperado para su partido porcentajes de voto que no cosechaba desde 1991. Perder la ciudad o recuperarla es afianzarse o debilitarse en el territorio. Y, aquí, Ramiro González también volverá a ser el portador del bastón de mando durante cuatro años más sin discusión. También, gracias al éxito de los jeltzales en núcleos de feudo abertzale como Agurain o Laudio. Es el respaldo a la tenacidad de un partido que nunca las ha abandonado por muchas mareas de colores que hayan pasado por ellas.