LA celebración ayer de la gala de entrega de los premios 50 Best a los mejores restaurantes del mundo volvió a situar a Bizkaia en el punto de mira de la atención internacional de un sector consolidado y de amplio atractivo social y económico como es el de la gastronomía y no sólo por situar a dos restaurantes vascos entre los diez mejores del mundo. La proyección global de este tipo de eventos ha sido un activo en el posicionamiento de las marcas Bilbao, Bizkaia y Euskadi cuya notoriedad se ha incrementado merced a una estrategia continuada en el tiempo en la que al impulso público se ha sumado la cooperación privada. Pero el hecho de que Osteria Francescana recibiera ayer el premio al mejor restaurante del mundo en Bilbao no es solamente el colofón a esa estrategia en el ámbito de la gastronomía sino que abre una nueva etapa en esa fórmula de proyección. Actos como el de ayer se suman a las finales de las máximas competiciones continentales de rugby el mes pasado, la visita por tercera vez del circuito mundial de saltos de gran altura en unos días o la celebración de la gala de los premios musicales de la MTV en otoño. Todos ellos, eventos de referencia internacional que anticipan la llegada de otros en el futuro -Eurocopa de fútbol- han dejado de ser simplemente un escaparate que ha puesto a Bizkaia en los mapas de la oferta cultural, deportiva y de ocio y entretenimiento fuera de nuestras fronteras. Bilbao y Bizkaia son ya un polo de atracción de ese perfil de eventos porque se han hecho un nombre y constituyen una referencia a la que resulta interesante vincularse desde la perspectiva de quienes quieren obtener notoriedad. Celebrar un evento internacional en Bizkaia es hoy un valor añadido para ese evento. Por la infraestructura que lo acompañará y que forma parte del tejido social y económico del territorio; porque es garantía de éxito en la participación de los agentes locales y de una ciudadanía que se ha mostrado entusiasta en términos generales y acogedora para el visitante; porque cuenta con un entramado público y privado solvente y fiable a la hora de materializar esas iniciativas. Es una satisfacción bidireccional que se muestra capaz de superar las expectativas de quienes nos conocen por vez primera y que aportan rendimientos objetivos a la implicación de los agentes locales. Es una fórmula que debe seguir activa.