LA dramática muerte de cuatro personas -una pareja y sus dos hijos de corta edad- tras declararse un incendio en un inmueble de Zorrotza sumió ayer en la más absoluta consternación a este barrio bilbaino y a toda la capital vizcaina. La dimensión de la tragedia, las circunstancias en que se produjo, la vulnerabilidad de las víctimas y el hecho de que todas las personas fallecidas pertecenieran a la misma familia y de que dos de ellas fueran niños incrementó, aún más, el estado de shock generalizado entre los allegados y vecinos de los damnificados. En momentos así, es imprescindible expresar, en primer lugar, el pesar por la pérdida irreparable de cuatro vidas humanas, hacer votos por el pronto restablecimiento de los heridos -alguno de ellos en estado crítico- y mostrar la solidaridad con todos los afectados. Cualquier siniestro de estas características tiene una causa directa y un contexto y unas circunstancias. De momento, se desconoce el origen concreto del fuego que desató el voraz incendio que se apoderó del inmueble, por lo que cualquier especulación sobre ello está fuera de lugar. En especial, por respeto a las propias víctimas. Tiempo habrá, si las circunstancias lo permiten, de averiguar la causa real. Es evidente que la propia estructura del edificio -de madera- y el estado precario en el que se encontraba pudieron contribuir, de alguna manera, a la extensión de las llamas, a la imposibilidad de las víctimas de lograr una salida para salvar sus vidas y, en última instancia, para la actuación de los bomberos. El edificio afectado, en el que vivían una veintena de personas, se encuentra en una zona especialmente degradada, estaba apuntalado para evitar su posible derrumbamiento e iba a ser derribado en unos meses. De hecho, ya se había iniciado el proceso de expropiación. Ello no explica, no obstante, que se incendiara con consecuencias tran graves. Pocas horas después de la tragedia, cuando los bomberos aún trabajaban en la zona y acababan de extraer los cadáveres, algunos grupos de la oposición en el Ayuntamiento emitían ya una nota en la que afirmaban que se trata de “una tragedia anunciada” y que el equipo de gobierno “no ha cumplido” sus compromisos. Tiempo habrá, con datos y no con conjeturas interesadas, de valorar tanto la actuación municipal como estas reacciones más propias del rifirrafe político que de la solidaridad ante el drama.