EL Partido Nacionalista Vasco (PNV) concluyó ayer, tras la segunda jornada de su séptima Asamblea Nacional celebrada este fin de semana en Iruñea, el proceso interno mediante el que su militancia ha renovado al presidente y a los ocho representantes nacionales que integran la dirección jeltzale -el Euzkadi Buru Batzar (EBB)- y ha aprobado la hoja de ruta en la que concreta la que será su acción política durante los próximos cuatro años, así como otros seis documentos de diferente cariz económico y social que fijan también los puntos esenciales de su agenda. El cónclave nacionalista ha dado carta de naturaleza al lema elegido para la Asamblea y, como era su intención, ha dado muestras de unidad y fortaleza. El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, fue reelegido ayer por unanimidad y el documento político fue aprobado por una amplísima mayoría, con tan solo cuatro votos en contra y tres abstenciones. Esta imagen de unión tiene una importancia capital en estos momentos, ya que tanto el PNV como Euskadi van a vivir momentos trascendentales en el corto y medio plazo. El gran respaldo al documento político -que introdujo 140 enmiendas de la militancia- supone la interiorización por parte de las bases jeltzales de la necesidad de dar un salto cualitativo en el estatus de Euskadi, en su autogobierno y en su reconocimiento como nación con derecho a decidir, tal y como establece de manera explícita el texto aprobado, que apuesta sin ambages por una segunda transición que instaure un régimen de bilateralidad con el Estado. Se trata, por tanto, de un compromiso firme de toda la militancia -que ha tomado parte activa en el proceso democrático de debate y aprobación- sobre la hoja de ruta y los objetivos a alcanzar. De igual modo, el documento en el que el PNV plantea un nuevo sistema de pensiones propio es de hondo calado y a buen seguro centrará -de hecho, ya lo está haciendo- un debate político y social necesario en Euskadi en los próximos años. Fiel, también, a su tradición, la formación jeltzale ha reforzado su imagen de fortaleza política e institucional y ha dado importancia al aspecto simbólico, con la elección de Iruñea -sede de la Asamblea de 1977- y el homenaje a los fueros de Nafarroa, reivindicando, también como partido navarro, el derecho a decidir de sus ciudadanos como parte de la nación vasca.
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