LAS tardías, decepcionantes y extremada y calculadamente tibias reacciones del Partido Popular y de sus dirigentes a las graves acusaciones sobre presuntas conductas delictivas y/o alejadas de toda ética por parte tanto de quien fue su tesorero, Luis Bárcenas, como por la propia cúpula popular han caído como una losa en la opinión pública y hacen recaer sobre la formación que ostenta el poder en el Gobierno español y en la mayoría de la comunidades autónomas y ayuntamientos del Estado la sombra de la sospecha de la corrupción y la absoluta falta de escrúpulos y transparencia en la gestión. La estrategia de los populares, tanto cuando estalló el escándalo de Gürtel como con la implicación de su extesorero en la trama, se ha repetido ahora en un primer estadio: desviar la atención y subrayar que nada tiene que ver la conducta individual de una persona, pese a que esté íntimamente vinculada al PP, con la actividad del partido. Su mejor traslación la realizó la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal: "Que cada palo aguante su vela". Pero si esa actitud no servía ni para responder a los 22 millones de euros que Bárcenas poseía en cuentas bancarias en Suiza, las revelaciones sobre el cobro de sobresueldos en dinero negro u opaco por parte de altos cargos del PP durante varios años y con distintas cúpulas dirigentes y, también, la activación por parte del Gobierno de la denominada amnistía fiscal que pudo utilizar el extesorero para regularizar sus oscuros fondos obligan a la formación que preside Mariano Rajoy a tomar cartas en el asunto de forma tan contundente como urgente. La tardía afirmación ayer de De Cospedal de que "volverán a revisar las cuentas" del PP no augura cambio alguno de actitud. Que el partido que accedió al poder -y que logró la mayoría absoluta- como adalid de la transparencia, la austeridad y la ética haya cometido y consentido estos cobros en sus filas y que no haya reaccionado después como debiera ante este escándalo denota que la exigencia de democratización interna y control en los partidos políticos es mucho más que un objetivo: es una necesidad acuciante. Con todo, Bárcenas tiene varios ases en la manga ya que tiene información privilegiada y datos que pueden ser comprometedores. El lodazal en el que está inmerso el PP no ha hecho más que asomar.