Parece que fue ayer, pero no. Han pasado quince años. Supongo que, al haber estado tan a gusto, el tiempo se me ha pasado volando. Todo empezó el verano de 1995. Cuando mi destino parecía encaminado a Sevilla, para jugar en el Betis, surgió el interés del Athletic. Desde el mismo momento en que me lo comunico mi aita, me imagine con la camiseta rojiblanca y jugando en La Catedral. El cosquilleo en el estomago empezó. No hacía mas que preguntarle si había novedades, si habían llamado, si había que reunirse ya... Y llegó el día. Fui a Bilbao con mi aita para reunirnos con Javi Uria, que en paz descanse. Después de presentarnos, me preguntó: "¿Joseba, quieres jugar en el Athletic?". La respuesta fue: "Me encantaría". Y él dijo: "Ya te puedes considerar un león". Fue tan claro, tan directo, que hizo que ese momento lo recuerde como si fuera ayer. Al volver para Elgoibar, recuerdo que mi aita me dijo: "Tengo la sensación de que hemos elegido el mejor sitio en que podemos estar". Él siempre ha sido también muy claro, directo. Con las ideas muy claras. Como hay que ser.

Después llego el 7 de julio, el día de la presentación y la foto en las escalinatas de Ibaigane con Jose Mari Arrate y la camiseta. De la marca Kappa con cuellos. Al ponérmela, recuerdo que Jose Mari me dijo "¡qué bien te quedan nuestros colores!". Y la verdad es que no me quedaban nada mal. Empezaba mi nueva vida futbolística. Con la sensación de que el mundo se me abría, a pesar de la marejada que se había producido con la ruptura de relaciones institucionales entre Athletic y Real Sociedad. Cuando tomas una decisión desde el convencimiento, cualquier opinión negativa te da exactamente igual. Y llegó también mi primer día en Lezama, con la incertidumbre de cómo serian mis nuevos compañeros. Aquellos que había tenido en los cromos de Panini. Tenía muy buenas referencias, pero esas referencias fueron superadas con creces. Me sentí muy arropado y muy bien recibido desde el primer día, por los Andrinua, Urrutia, Garitano, Guerrero, Ziganda, Valverde, Larrazabal... Estaba como en casa desde el primer día. Ellos saben muy bien que les estaré agradecido toda la vida. Por el trato recibido y por los valores que me enseñaron. Esos valores que yo he intentado transmitir a los Iturraspe, Muniain... porque más allá del rendimiento en los terrenos de juego está el ir pasando el testigo para que nuestra familia rojiblanca siga su camino.

Recuerdo aquella mi primera pretemporada como muy dura, con Dragoslav Stepanovic como entrenador. Corriendo por el bosque, a primera hora. Sesiones muy intensas. Reconozco que iba al límite, pero ver al resto de mis compañeros con la mismas sensaciones me tranquilizaba. Todas las pretemporadas son duras pero como aquella, ninguna. En ella jugamos el Torneo Asegarce. Mi primer partido en San Mamés iba a ser contra la Real. Después de aquel verano tan movido, el morbo estaba asegurado. Hable con Stepi. Me dijo que, después de que se hubiera hablado tanto de mi fichaje, era mejor que empezara desde el banquillo. Le pregunte por qué, le dije que estaba preparado para jugar, que no se preocupara por mí. que estaba mentalizado para ese partido. Pero él prefirió que estuviera como suplente. Empezó el partido y en la primera parte hubo una lesión, creo que fue Julen. Me toco entrar a mí y en el primer balón que tocaba después de un pase al hueco de Cuco, gol. Mejor no podía empezar. Siempre he tenido la sensación de que este club estaba hecho a mi medida. Y el debut en partido amistoso en San Mamés no podía empezar de otra forma.

El sorteo del calendario de Liga nos deparó el primer partido de Liga en San Mamés contra el Racing. El destino quiso que fuera mi primer rival y, a la larga, mi preferido, porque ha sido al que más goles he marcado. Llegó el debut. 3 de septiembre del 95. Dos días antes de mi mayoría de edad. Ganamos 4-0 y pude meter el segundo gol. Después del partido me dijeron que era el 3.500 del Athletic. Parecía que el guión lo había escrito yo. El segundo partido de Liga era nada menos que en el Bernabéu. Un duro test. Pero el equipo consiguió un gran resultado. Victoria por 1-2. Y también pude marcar. Sin embargo, y a pesar de que el comienzo de Liga fue muy bueno, esa temporada fue dura, muy dura. Con cambio de entrenador incluido, nos salvamos en la ultima jornada contra el Rayo Vallecano.

Y vino Luis Fernández, con una energía terrible. Ése fue el secreto. Un equipo que el año anterior se salvó en la ultima jornada y que estaba lleno de dudas vio la luz con lo que ese hombre trasmitía. Energía por los cuatro costados. Y ahí están los resultados: el primer año, UEFA; y el segundo año, champion luis. Con aquella noche increíble contra el Zaragoza en la que además tuve la fortuna de meter yo el gol. Y al año siguiente íbamos a disfrutar de lo lindo con de la máxima competición. Sobre todo en San Mamés. ¡Qué noches!

Tras unas temporadas sin estar arriba pero sin pasar apuros, cogió el equipo Ernesto Valverde. Habíamos coincidido como compañeros. Y en los dos años que estuvo consiguió crear un gran equipo, con clasificación europea y goleada histórica en Lieja incluidas. Pero, mas allá de los resultados, consiguió un modelo de juego muy bien definido, alegre, ofensivo. Tengo la sensación de que si se hubiese confiado en su proyecto este equipo seria campeón. Ha sido sin duda el mejor entrenador que he tenido, y he tenido muchos, y muy buenos.

Los años siguientes fueron muy duros, con muchos cambios en el banquillo, muchas dudas, y muchos apuros. Recuerdo la semana del partido del Levante como una auténtica pesadilla. Al final, pudimos salvar la categoría. Y ahí demostró nuestra fiel afición de lo que es capaz. Porque en los buenos momentos siempre es mas fácil, pero cuando vienen mal dadas es cuando hay que arrimar el hombro. Ése ha sido el día en que mas orgulloso me he sentido de nuestra gente.

Llevaba ya una década larga en el Athletic y estaba encarando, casi sin darme cuenta, la recta final, la era Caparrós... y la clasificación para la final de Copa en Valencia. Lo mismo que la semana previa del Levante fue una pesadilla, la semana previa a la final fue un sueño. Viví en primera persona lo que nuestro club representa y la masa social que mueve el Athletic. Fue maravilloso pese al resultado final. Soñé muchas veces con levantar esa copa, pero no todo sale como uno quiere.

Sí, parece que fue ayer, pero no. Hoy llega mi ultimo partido en La Catedral. He sido jugador del Athletic quince años, pero seré futbolista del Athletic toda mi vida. Y eso me llena de orgullo. Ha sido un honor y un privilegio defender nuestra camiseta durante tanto tiempo. Sé que hoy no voy a poder aguantar las lágrimas y quiero dar las gracias a todos por hacerme feliz. Eskerrik asko!