Nueve países africanos (Burkina Faso, Camerún, República Democrática del Congo, Mali, Níger, Sudán del Sur, República Centroafricana, Chad y Sudán) y uno latinoamericano (Honduras) componen la lista que anualmente elabora el Flyktninghjelpen, impronunciable nombre original del NRC (Norwegian Refugee Council-Consejo Noruego de Refugiados), fundado en 1946 para ayudar a los refugiados europeos tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, los 16.000 empleados de la fundación trabajan en más de treinta países procurando todo tipo de ayuda humanitaria en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. De esa labor, de su conocimiento y necesidades, surge la elaboración de un ranking en el que nadie quiere estar. Porque esos diez países soportan las diez crisis humanitarias olvidadas de nuestro planeta.

La más olvidada, por segundo año consecutivo, es la que provoca el desplazamiento interno, la huida, de personas en Burkina Faso, causada por la violencia de grupos armados ligados al terrorismo yihadista y agravada por las sequías y otros efectos del cambio climático. Mali y Níger, países vecinos de Burkina Fasso y con la misma afección del terrorismo yihadista, forman también entre las cinco crisis más olvidadas tras Camerún y la RDC. En sexta posición se sitúa el único país no africano de la lista: Honduras.

La clasificación se elabora teniendo en cuenta tres factores: la ausencia de estas crisis en los medios de comunicación, la falta de compromisos diplomáticos y políticos para poner fin a las mismas y el déficit de financiación de sus programas humanitarios.

En Burkina Faso, la violencia de grupos armados causó más de 8.400 muertes en 2023, una cifra que duplicó la del año anterior, y hay más de dos millones de desplazados, casi la décima parte del total de habitantes en el país. A ellos se suman 150.000 refugiados en países vecinos (más del doble que un año atrás) y dos millones de personas virtualmente prisioneras en casi cuarenta localidades controladas por milicias armadas. Son situaciones que se repiten, con mayor o menor gravedad, en los otros ocho países africanos.

Sin embargo, es la crisis hondureña la que menos atención financiera recibe de las diez destacadas este año, ya que solo un 15% de los 280 millones de dólares solicitados por la ONU y otros actores humanitarios para atender las necesidades del país fueron aportados por los donantes.

La crisis en Honduras es resultado del alto número de personas que huyen de la violencia del crimen organizado, los impactos del cambio climático, la pobreza y el hambre. Más de tres millones de personas en el país requirieron ayuda humanitaria en 2023, indica NRC, que también señala como un factor de la crisis el alto número de feminicidios que sufre la nación centroamericana, con una mujer asesinada casi a diario el pasado año.

Así, un cuarto de millón de desplazados en Honduras requirieron ayuda humanitaria el pasado año. A este desplazamiento interno se unen los más de 750.000 migrantes que cruzaron el país en 2023 en tránsito hacia México y Estados Unidos.

“Los esfuerzos de la comunidad humanitaria por llamar la atención sobre estas crisis tuvieron una respuesta muy discreta, y hay riesgo de que la situación empeore si no se cuenta con un plan de ayuda de Naciones Unidas en el futuro”, destaca el Consejo Noruego de Refugiados. Y es que un 57% de la ayuda humanitaria solicitada por la ONU y otros actores humanitarios para atender las diez crisis no fue atendida el pasado año, lo que en términos absolutos supuso una brecha financiera de unos 32.000 millones de dólares, 10.000 millones más que en el año anterior.

Según NRC, este déficit podría resolverse con el 5% de los beneficios de las cinco compañías más rentables del mundo: Saudi Aramco, Apple, Berkshire Hathaway, Microsoft y Alphabet.