Tanto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como los ministros de Exteriores del G7 han pedido al primer ministro de Israel, Benjamim Netanyahu, que decrete una “pausa humanitaria” en los ataques a la Franja de Gaza con el fin de dar oportunidades a los civiles para abandonar de forma segura las áreas de combate, garantizar que la ayuda llega a los civiles que lo necesiten.

Biden confirmó ayer este extremo durante un acto en Washington, si bien no se pronunció sobre la respuesta dada por el primer ministro israelí, que ha rechazado un alto el fuego hasta la liberación de las personas secuestradas por el Hamás durante su asalto.

Estados Unidos, que ha expresado su apoyo inquebrantable a Israel en la nueva guerra de Gaza, ha evitado pedir un alto el fuego generalizado en los combates y ha abogado por “pausas” temporales de los combates en ciertas áreas del enclave para permitir que fluya la ayuda humanitaria. La Administración de Biden sostiene que un alto el fuego solo beneficiaría a Hamás dado que le permitiría rearmarse para volver a atacar a Israel.

El G7 pide acciones urgentes

Por su parte, los ministros de Exteriores de los países miembros del G7 (Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, Estados Unidos y Reino Unido), pidieron ayer una “pausa humanitaria” en la Franja de Gaza para permitir el envío de ayuda al enclave.“Remarcamos la necesidad de que haya acciones urgentes para resolver una crisis humanitaria que empeora en Gaza. Todas las partes deben permitir el apoyo humanitario sin trabas para los civiles”, reclamaron los ministros, entre los que figuraba el estadounidense Antony Blinken, al término de una reunión en Japón.

Es en este ámbito en el que ven margen para “pausas humanitarias” y “corredores” que permitan por un lado la entrada de suministros básicos y, por otro, la liberación de los más de 240 rehenes en manos de Hamás, También abogaron por mantener la evacuación de extranjeros, que actualmente se limita al paso de Rafah, en la frontera con Egipto.

La nota expresaba de manera clara la condena a los ataques perpetrados por Hamás y el respaldo al “derecho” de Israel a defenderse, teniendo en cuenta no obstante que tanto israelíes y palestinos deben poder vivir con “seguridad, dignidad y paz”. El G7 llamó a seguir trabajando en favor del diálogo y de “una solución de dos Estados”, ya que consideran que es “el único camino para una paz justa, duradera y segura” en la región.

De hecho, ampliando el foco, aludieron a Irán, para condenar sus vínculos tanto con Hamás como con el partido-milicia libanés Hezbolá. Así, el G7 emplazó a Teherán a utilizar su influencia para rebajar las tensiones y a abstenerse de cualquier futura medida que pueda “desestabilizar Oriente Próximo”.

Posición de Borrell

Por su parte, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo ayer que la solución al conflicto israelí-palestino “no puede venir solo de la fuerza militar”, y señaló que una nueva ocupación por parte de tropas israelíes tampoco debe ser una opción de futuro.

Borrell abogó por la “construcción de una paz estable” que pasa por “la solución de los dos Estados”, y señaló a la comunidad internacional por “no haber hecho lo suficiente” para la resolución del prolongado conflicto en Oriente Medio que vive una nueva escalada, tras participar en una reunión del G7 en Tokio.

Ataques

Israel destruye túneles. El Ejército de Israel hizo explotar ayer túneles y puestos de lanzamiento de misiles antitanque del grupo islamista Hamás, al iniciarse el segundo mes de guerra. “Como parte de la actividad terrestre, los soldados están trabajando para exponer y destruir los túneles de Hamás. Desde el comienzo de los combates, 130 pozos de túneles han sido destruidos”, indicó un portavoz del Ejército israelí.