Con ventaja en las encuestas y unas elecciones previstas durante los próximos dos años, el Partido Laborista británico prepara en su congreso anual, que comenzó ayer, un programa para desbancar del poder a los conservadores y recuperar el Gobierno tras más de una década en la oposición.

El líder laborista, Keir Starmer, aspira a recuperar votantes entre las clases trabajadoras del norte de Inglaterra que se pasaron a los tories seducidos por el Brexit de Boris Johnson y captar al mismo tiempo a electores de centro desencantados con la agresiva bajada de impuestos a los más ricos de la actual primera ministra, Liz Truss.

Con el viento electoral a favor, Starmer espera dejar de lado las tradicionales guerras internas entre facciones, tras haber apartado en los últimos años de la dirección a la mayoría de figuras del ala izquierdista del partido, y subrayar su imagen como el primer líder laborista con opciones para ocupar Downing Street tras la salida de Gordon Brown en 2010.

“Cuando llegué al cargo, mucha gente me deseaba buena suerte, pero después, por la espalda, decían: nunca lo conseguirá. Este año, algo ha cambiado en el laborismo. La esperanza en una victoria laborista se ha convertido en una convicción”, afirma Starmer en una entrevista publicada ayer en The Observer.

El partido sobrepasó en las encuestas en diciembre a los conservadores, arrastrados por el escándalo de las fiestas durante la pandemia, y ha seguido ampliando la brecha desde entonces. Según un sondeo de la firma YouGov publicado esta semana, Starmer obtendría el 40% de los votos en unas generales, frente al 32% Truss.

Economía y crisis climática

El congreso anual que se celebra en Liverpool pone en el foco las medidas contra la crisis climática, tal como refleja el eslogan elegido para esta edición –Un futuro más justo y verde–, e incluso se llegó a plantear entre las bases laboristas cambiar de rojo a verde el logotipo del partido. Con todo, las controvertidas medidas fiscales anunciadas esta semana por Truss darán pie a que Starmer otorgue prioridad a subrayar sus propios planes económicos.

La mandataria conservadora recortará el tramo más elevado del impuesto sobre la renta desde el 45% hasta el 40%, reducirá las contribuciones a la seguridad social y anulará las subidas previstas en el impuesto de sociedades.

Starmer ya avanzó ayer que un Ejecutivo laborista revertiría el recorte fiscal a los más ricos, aunque mantendría la rebaja del 1% que aplicarán los tories al tramo medio del impuesto, que se aplica a los sueldos de entre 12.500 y 50.000 libras anuales (de 14.000 a 56.000 euros), en un signo de su intención de contentar a las clases medias.

Marcar perfil frente a Truss

El propio Starmer admite que la llegada al poder de Truss facilitará su tarea de marcar la diferencia frente a los conservadores.

Hasta ahora, el líder de la oposición basaba su estrategia en criticar el carácter y las maneras de Johnson, pero tenía dificultades para subrayar sus alternativas políticas.

El exprimer ministro conservador, que anunció su dimisión en julio cercado por los escándalos, planeaba subir impuestos a las empresas, estableció nuevas tasas para costear la sanidad y la transición verde, y situaba en el centro de su programa las políticas de igualdad territorial para favorecer a las zonas empobrecidas del país.

Truss, en cambio, ha dado un giro radical con medidas dirigidas a menguar el tamaño del Estado y fomentar el libre mercado. “Ella es más ideológica (que Johnson), ahora hay diferencias políticas fundamentales”, recalcó Starmer. Los medios británicos califican casi con unanimidad los planes económicos del Gobierno como una “apuesta” con la que Truss puede cumplir su promesa de impulsar la economía o bien enterrar sus opciones de ganar las próximas elecciones.