A diez días de las elecciones en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva amplía la coalición con la que pretende desplazar del poder a la ultraderecha del mandatario Jair Bolsonaro y hace una apuesta firme a una victoria en primera vuelta.

Los brasileños irán a las urnas el día 2 y seis de las quince encuestas difundidas en las últimas dos semanas indican que ese mismo día Lula podría superar por uno o tres puntos el 50% de los votos válidos, con lo que liquidaría la disputa.

Cuando se considera sólo la intención de voto, Lula tiene en promedio un 46% de los apoyos, frente al 31% que se le atribuye a Bolsonaro, pero el candidato progresista supera la mitad cuando se descarta a cerca de un 10% que declara votar nulo o en blanco.

Con esa perspectiva, Lula entra en la recta final de la campaña decidido a pescar entre quienes apoyan al laborista Ciro Gomes o a la senadora Simone Tebet, candidata de centroderecha, que en los sondeos tienen un 9% y un 5%, respectivamente. La búsqueda del voto útil se concentra en Ciro Gomes, un antiguo aliado que se enemistó con Lula hace años y se mantiene en una trinchera opuesta, aunque siempre alineado a la centroizquierda.

Sin embargo, Gomes ha perdido apoyo hasta en el Partido Democrático Laborista, que le postula a la Presidencia. El martes, unos 40 líderes históricos de esa formación le pidieron que abdique de su candidatura y declare apoyo a Lula para “derrotar al fascismo de Bolsonaro en la primera vuelta”. En ese mismo sentido se pronunciaron decenas de políticos e intelectuales de América Latina en una carta pública.

“Está a tiempo de enmendar su error, compañero Ciro. Diríjase ya mismo a sus seguidores y dígales que la urgencia de la lucha contra el fascismo no deja otra opción” que apoyar a Lula, sostiene la carta, firmada, entre otros, por el argentino Adolfo Pérez Esquivel y el expresidente ecuatoriano Rafael Correa.