El activista hongkonés Joshua Wong, uno de los rostros más visibles del movimiento de protesta que sacudió la ciudad el año pasado, fue ayer condenado a 13 meses y medio de prisión por organizar una "asamblea no autorizada" que acabó en el asedio de una comisaría de la Policía en junio de 2019.

Wong, de 24 años, se declaró culpable de organizar e incitar la manifestación, que terminó con el cerco a la sede de la Policía de Wan Chai el 21 de junio del año pasado, día en que miles de personas salieron a las calles para pedir la retirada del polémico proyecto de ley de extradición.

Tras la manifestación se produjo el asedio que, según la Corte que lo juzgó, supuso un "evidente desafío a la autoridad".

También fueron condenados los activistas Agnes Chow e Ivan Lam a 10 y 7 meses de prisión, respectivamente, quienes al igual que Wong llevaban desde el 23 de noviembre bajo custodia en un centro de detención de la urbe a la espera de una sentencia.

La jueza del tribunal, Lily Wong Sze-lai, dictaminó que Wong jugó un "papel protagonista", que su objetivo fue "asediar a la Policía" y que sus acciones fueron "muy egoístas" porque "causaron alteración del orden público, lo que impidió que la Policía pudiera responder a los ciudadanos".

Tras conocerse la sentencia, Wong se dirigió a los simpatizantes del movimiento prodemocrático que acudieron a la Corte en señal de apoyo: "Arrepentirse, nunca", dijo el activista.

Amnistía Internacional pidió en un comunicado la liberación de los tres activistas e indicó que el caso se ha politizado para procesar a gente que se manifestó pacíficamente.

"Las autoridades están enviando el mensaje de que cualquiera que critique al Gobierno puede ser el siguiente", indicó su director general para Asia-Pacífico, Yamini Mishra.

"Los condenados han visto cómo se violaban sus derechos de libertad de expresión. Sus penas deben ser levantadas de inmediato y de manera incondicional", añade.