La batalla por el mercado del automóvil se libra hoy en territorio SUV. Es el motivo por el que los turismos de clase y proporciones medias han desaparecido de la primera línea, salvo honrosas excepciones. El 308 no es una de ellas y Peugeot quiere que eso cambie. La marca del león está decidida a recuperar para la causa la que sigue siendo una de las mejores propuestas de la otrora categoría reina. Con este objetivo afina el rostro del modelo, reajusta su oferta motriz -contempla versiones diésel (130 CV), híbrida (145 CV), híbrida enchufable (195 CV) y eléctrica (156 CV)- y enriquece sus contenidos para justificar el precio. Más premium que nunca, el 308 se postula como eficiente y satisfactorio multiusos, disponible por menos de veinticinco mil euros sumando todos los descuentos.

El tsunami de la moda SUV sorprendió a bastantes fabricantes, que no vieron venir a tiempo la colosal corriente de diseño que continúa arrasando en ventas. No estaba entre ellos Peugeot, una de las marcas pioneras en cabalgar la nueva ola estética gracias a las propuestas iniciales de 3008 y 2008. El entusiasmo con el que el público acogió el insólito patrón de corte y confección de coches, y la devoción que muchos clientes aún profesan, han propiciado un monocultivo SUV que amenaza de extinción a otras siluetas. Es el caso de las berlinas clásicas de tres cuerpos y, en buena medida, de los compactos.

En Peugeot lo saben de primera mano. Mientras las entregas de sus formatos crossover subían como la espuma, caía a la misma velocidad la demanda de los de toda la vida. Uno de los damnificados por esa evolución de las preferencias estéticas del público es el 308, desterrado de las primeras posiciones del escalafón hasta recalar en el pelotón de cola. Superventas en el pasado, este año no va a alcanzar las cuatro mil matriculaciones.

Parece, no obstante, que el mercado comienza a acusar un leve cambio de tendencia, por el cual los turismos compactos vuelven a contar para la clientela. Esa inflexión anima a la casa francesa a relanzar la generación actual del 308, para convertirla en la mejor mediante arreglos cosméticos, progresos técnicos y una ración extra de equipamiento. El objetivo de la reforma es recuperar el favor del público. En Peugeot sueñan con acercar el modelo a rivales como el SEAT León, el Toyota Corolla o su primo el Citroën C4 -el líder Dacia Sandero juega en otra liga-, principales resistentes a la dictadura SUV.

La estrategia de la firma del león consiste en aplicar una nueva vuelta de rosca al ya elaborado diseño del coche. Sus responsables estiman que los cinco años transcurridos desde el estreno de la edición vigente hacen aconsejable la puesta al día. Una revisión de continente y contenido para dejarlo como nuevo.

La intervención depara, sobre todo, modificaciones estéticas del envoltorio. Destacan las que afectan al frontal, apreciablemente distinto al anterior (lo de más bonito o feo queda a gusto del consumidor), pero coherente con el estilo de la familia. La entrega inminente adquiere una dosis extra de refinamiento gracias a una nueva parrilla de líneas verticales abiertas en forma de haz. Los fragmentos de la cenefa superior de la misma se iluminan, al igual que el escudo con la efigie del león que preside el rostro, conectando los dos faros delanteros. Estos presentan una firma lumínica diurna de tres líneas LED, a modo de zarpazos, e integran los indicadores de dirección; bajo ellos, empotradas en las tomas de aire, se ubican las luces de carretera.

El perfil del vehículo revela una cintura más marcada, ligeramente ascendente para transmitir sensación de esbeltez, rematada en la zaga con un curioso diseño de ópticas traseras salientes. El interior presenta menos variaciones. El 308 sigue cultivando el concepto del i-Cockpit, seña de identidad de la marca que enamora y repele en similares proporciones. Puede entrar o no por los ojos, pero quien prueba la peculiar y cómoda configuración -pequeño volante achatado por los polos y pantallas digitales de 10 pulgadas para el cuadro de mandos y para el sistema multimedia sobre la gran consola central- se vuelve converso.

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La ausencia de modificaciones estructurales respeta, milímetro arriba o abajo, las dimensiones conocidas en los dos envases del 308. En consecuencia, el de cinco puertas (4,36 m) y el SW (4,64 m) siguen acomodando a bordo cuatro adultos, si bien admiten hasta cinco siempre que estén dispuestos a compartir espacio vital. La capacidad del cofre de carga varía bastante en función del tipo de motorización elegida; es menor en las versiones que han de hacer sitio a una batería. La carrocería compacta ofrece de 314 a 412 litros, volumen que aumenta en la familiar hasta una horquilla de 467 a 552 litros.

Esos mimbres permiten a cualquiera de las dos declinaciones formales del 308 desempeñar los más diversos cometidos, tanto en un uso cotidiano como en ocasionales desplazamientos más largos. Peugeot ha simplificado el repertorio motriz al servicio del modelo para facilitar la elección; tiende claramente a la electrificación, aunque todavía mantiene una opción de compra diésel.