EL 13 de noviembre de 1953 abandonó la cadena de producción el primer ejemplar del SEAT 1400, modelo con el que la marca constituida tres años antes emprendía su actividad. A lo largo de setenta años han seguido el mismo camino otras 44 creaciones. Con ellas, la firma española lleva vendidos ya más de veinte millones de coches, que han puesto sobre ruedas a tres o cuatro generaciones.
Contemplar hoy aquel 1400 permite constatar la profunda transformación de la industria de la automoción y del mundo en general. El desarrollo tecnológico propicia que hoy hablemos de conducción autónoma en unos coches que han ido pasando del carburador a la inyección electrónica y de esta a la plena electrificación. A fin de cuentas, es una revolución semejante a la que supone el salto del correo postal al e-mail, del pregonero a las redes sociales, de la tinta china a la inteligencia artificial.
Siete décadas después, los automóviles de aquella época resultan casi irreconocibles, en especial para esas personas más jóvenes a las que les cuesta creer que la televisión fue una vez en blanco y negro. Pues bien, en cierto modo, los coches de entonces también lo eran. El color vino después.
La variedad, la cantidad y la calidad llegaron cogidas de la mano. Cuando el 1400 pisó las calles apenas circulaban automóviles por ellas: 3 por cada mil habitantes, muy lejos de los casi 500 de hoy en día. Lo cierto es que tampoco había carreteras, al menos no como hoy las concebimos: la primera vía rápida digna de ese nombre en la península data de la década siguiente. La entonces incipiente industria del motor contaba con muchos menos fabricantes de los que reúne en la actualidad; su producción era tan exigua como inasequible para la mayoría de una población que no llegaba a los 29 millones.
El primer producto SEAT, joven marca promovida por el antiguo régimen, era la adaptación bajo licencia Fiat de una berlina italiana homóloga. Lucía silueta de tres cuerpos con un vistoso diseño de estilo americano. Se trataba de un automóvil innovador, relativamente grande para la época –medía 4,24 metros de largo, 7 cm menos que un León actual–, y apuntaba a un estamento social más bien elevado. Reflejaba a la perfección el boato que esperaba esa clase acomodada, igualmente adecuado para coches oficiales y para algunos taxis.
Entre 1953 y 1964 SEAT ensambló en Barcelona cerca de 98.000 unidades de 1400. El modelo comenzó costando 121.875 pesetas. Al cabo de un año, la buena aceptación por parte del público, permitió al fabricante estabilizar la producción y reajustar el precio, rebajándolo a 117.000 pesetas. Para hacerse una idea de lo que suponía ese desembolso conviene saber que el primer salario mínimo español, baremo oficial establecido en 1963, garantizaba unos ingresos mensuales de 1.800 pesetas.
Aquel automóvil, precursor de creaciones más populares encabezadas por el mítico 600, montaba un motor de gasolina de cuatro cilindros con 1.395 centímetros cúbicos (de ahí la denominación de 1400) que rendía unos interesantes 44 caballos. Dicha potencia movía con inusual soltura los 1.130 kg del vehículo, permitiendo alcanzar una estimable punta de 120 km/h.
En aquellos tiempos no había autopistas ni restricciones de velocidad. La primera limitación, que prohibía a los automóviles superar los 130 km/h, no se adoptó hasta 1974, justo un año antes de la obligación de montar cinturones de seguridad en las plazas delanteras (en las posteriores se exigieron a partir de 1992). El límite de velocidad no se instauró por razones de seguridad, inquietud inexistente en el momento, sino por motivos económicos. Perseguía contener el consumo de derivados de un petróleo que disparaba su precio. Así que los 10,5 litros a los cien que auguraba SEAT se convirtieron en un aliciente más del 1400, un coche capaz de cubrir largas distancias con su depósito de 44 litros.
SEAT
UNA FIRMA SOLVENTE
Beneficios. “Hoy SEAT S.A. está más en forma que nunca. La compañía ha logrado unos resultados financieros récord con un beneficio operativo de 501 millones de euros impulsada por el éxito de Cupra y gracias a la contribución de la marca SEAT”. Así se expresa la compañía en un comunicado oficial, que destaca el hecho de que en los nueve primeros meses de 2023 ha entregado 221.700 vehículos, un 21,6% más que en el mismo periodo del año anterior. La firma de cuna y sede españolas propiedad del consorcio alemán Volkswagen pone énfasis en que es “la única que diseña, desarrolla, fabrica y comercializa automóviles en España”. Destaca, asimismo, los 3.000 millones de euros invertidos para “afrontar una transformación industrial, organizativa y cultural para pasar de la combustión a la electricidad”.