Cualquier persona que haya dedicado algo de tiempo a observar a los gatos, da igual los que tenga en casa que los que vivan en la calle, habrá podido darse cuenta del tiempo que se dedican a lamerse, a pasar la lengua por su pelaje, a cepillarlo con mucho cuidado. Es más, existe un momento del día en el que los gatos practican este ritual de forma invariable: después de comer. En ese momento se lamen concienzudamente las patas y la cara. ¿Por qué?

Esta tarea tiene mucha importancia en la vida de los gatos, por ello las razones para hacerlo son variadas. Además se puede distinguir dos lamidos, uno cuando lo hacen sobre sí mismos y otro cuando se lo hacen a otro (y ese otro puede ser el humano que vive con él).

Un cachorro lame una de sus patas delanteras. Freepik

Autolamidos

Los gatos son unos animales muy limpios, de hecho se calcula que dedica casi un 25% de su tiempo a esta labor. No hay que olvidar que en origen, antes de su domesticación, el hábitat de su ancestro eran zonas semidesérticas en las que el agua es escasa por lo que la saliva es la mejor manera de retirar la suciedad.

La principal suciedad que debían eliminar eran los restos de sus presas tras cazarlas y comerlas. Eliminar los restos de sangre, pelos y pegotes de carne se convertía en algo vital para evitar dejar un rastro que pudieran seguir otros depredadores mayores. Esta impronta ha quedado profundamente marcada en su comportamiento y sus descendientes domésticos siguen llevándola a cabo. Es una mezcla de higiene y supervivencia.

También este cepillado sirve para eliminar los pelos de muda, los pelos muertos que quedan en su piel.

Pero no es la única razón por la que se lamen. Otra es la de refrescarse. Los gatos, como otras especies, no cuentan con glándulas sudoríparas en la mayor parte de su cuerpo, únicamente en las almohadillas de sus patas. Además tampoco jadean como los perros para regularse. Por eso, cuando llega el calor, lamerse es un modo extra de refrescarse. El mecanismo es simple, la saliva que depositan en el manto se va evaporando poco a poco, lo que produce una sensación de fresco que les hace soportables las altas temperaturas.

Finalmente, lamerse es un ejercicio de automasaje que le ayuda a relajarse. En momentos de ansiedad, de estrés o de nervios, pasarse la lengua por los costados le ayuda a tranquilizarse, a calmarse. Pero este acto puede tener una cara oscura. A veces se vuelve muy repetitivo, frecuente, quizá rozando lo obsesivo. Si es el caso habrá que investigar las causas que pueden provocarle una situación permanente de angustia y así eliminarlas.

Lamidos en grupo

Si conviven varios gatos, tampoco no es extraño verlos acicalarse entre ellos. En estos casos suele ser más una actividad social. Aunque la higiene tampoco está ausente de los motivos, este comportamiento tiene un tinte de acto comunitario.

El lamido entre gatos es un acto social. Freepik

Así, los gatos se lamen entre ellos para reforzar los lazos familiares. Esto va desde la madre y su camada, la de los hermanos entre sí y de algún otro gato no consanguíneo que se haya unido y haya sido admitido en el núcleo familiar. Esto además les permite compartir un mismo olor que les reconoce como miembros del mismo clan y permite identificar a los intrusos.

Por extensión, puede que dos gatos que convivan también compartan lametones y es una muestra de mutua confianza, que cuando están juntos se muestran relajados. Suelen centrar su interés en la zona facial y las orejas. Puede ocurrir que también el humano sea el objeto de estas atenciones. Significa que ha entrado en su círculo más íntimo.

También tiene una cierta función protectora y de acogida. La llegada de un nuevo gato a la familia puede que no sea especialmente bien recibida por algunos de lo miembros. Tras hacer una cuidadosa introducción el recién llegado se muestre todavía temeroso y desconfiado. En esta situación, el gato de casa, o alguno de ellos, puede acercarse oliendo y lamiendo al recién llegado, tanto para darle la bienvenida como para ofrecerle su protección frente al resto del grupo. De paso, empieza a pasar el aroma del grupo.

Finalmente, un gato detecta una lesión o una enfermedad en su compañero y suele lamer la zona afectada en un intento calmarlo, de consolarlo. Si se observa este lamido fijo en una zona concreta, no está de más una visita al veterinario para una revisión.