El domingo 20 de agosto se cumplirán justo 70 años de la muerte por leucemia de una de las escritoras euskaldunes que tras germinar como literata en democracia se vio en la tesitura de hacer frente a la dictadura ya vigente durante la Guerra Civil y, a continuación, a la del franquismo. Las bibliotecas cuentan en sus bases de datos con libros de estigmatizados por aquel episodio bélico, pero terriblemente solo estudian, abundan en figuras de hombres. La mujer, una y otra vez y otra vez más, fue silenciada tanto durante la autocracia como una vez muertas sin voz en la actual democracia. Los casos son contados.

Errose Bustinza Ozerin fue una mujer culta. Natural de Mañaria y llegada al mundo el 3 de septiembre de 1899, escribió sus colaboraciones en euskara y, además, era etnógrafa. A la hora de citar su primer apellido y la localidad de nacimiento, cabe que el cerebro piense en Evaristo Bustinza, escritor muy recordado que firmaba con el pseudónimo de Kirikiño.

Errose fue su sobrina y ambos compartieron el amor por las letras y la lengua vasca. De hecho, ella también tuvo su sobrenombre y con referencia a su municipio: Mañariko. Destacó en el género literario de los cuentos y relatos recogidos en Jesusen Biotzaren Deia, bajo el título Euskalerriko Ipuinak. “Errose fue una persona ignorada, como suele ocurrir al estar al lado de una figura grande como fue su tío Kirikiño. Le ocurrió lo mismo que a Pilar Zubiaurre junto a sus hermanos. El desarrollo cultural de Errose es muy importante”, valora el investigador Jon Irazabal Aguirre, de Gerediaga Elkartea, a este periódico. La autora era hija de la ama de casa Marzelina Ozerin Arriaga y de Félix Bustinza Lasuen, de profesión cantero.

Sus primeros trabajos se publicaron en el periódico nacionalista vasco Euzkadi como escritora, pero hasta la muerte de su tío Evaristo Bustinza, Kirikiño, no firmó sus colaboraciones, cuando empezó a hacerlo bajo el pseudónimo de Mañariko Errose (Rosa de Mañaria) o Mañariko (de Mañaria). Hasta el inicio de la Guerra Civil española fue una de las primeras abertzales que tomó parte en el colectivo patriótico Emakume Abertzale Ba-tza (EAB). Vivió en la casa de su tío. Irazabal detalla la curiosa razón. “Kirikiño estaba casado con su sobrina Basilia, hermana de Errose. Los tres compartieron en algún momento el inmueble”, aporta el historiador iurretarra. Este edificio conocido como Palacio Zumelaga alberga en la actualidad a Hontza Museoa, único museo oficial abierto cara al público de ciencias naturales de Bizkaia y uno de los dos únicos de la CAV, tal y como puntualiza su fundador, el científico Ernike Huerta, a este diario. Se ubica, precisamente, en la calle Evaristo Bustinza del municipio canterero.

El capítulo de su vida durante la Guerra Civil no se ha estudiado. Tan solo un libro de Xabier Kaltzakorta abrevia su devenir entonces. “En tiempos de guerra, estuvo con su hermana Basilia en el exilio y después volvió a Mañaria”, cita sin mayor detenimiento en la publicación titulada Errose Bustintza (1899-1953) y publicada por el Gobierno vasco. Poco más se sabe. “En Gerediaga Elkartea tenemos una carta de su hermana Basilia, de tiempo de la guerra, en la que cita a Kirikiño”, apostilla Irazabal.

Errose Bustinza además de poemas y prosa, fue autora de letras de canciones y colaboraciones en distintas revistas y periódicos, aunque sobre todo su obra se centró siempre en los cuentos y relatos. Su gran labor cultural como etnológica es actualmente reconocida, al igual que su capacidad imaginativa. Sus relatos son de estilo popular, construidos sobre temas folclóricos, ambientados en los pueblos y montes de Durangaldea y gracias a ellos se hizo conocida. Un total de 49 escritos fue recogido en un libro bajo el título de Euskal Herriko Ipuinak ya que ella no llegó a ver publicado ningún libro íntegro propio bajo su nombre. Jaime Kerexeta Gallastegi ha sido uno de los estudiosos que se ha dedicado a recopilar sus otros escritos.

En una ocasión un autor euskaldun escribió sobre ella en euskara cuya traducción aproximada podría ser la siguiente: “Escritora de tierno y dulce corazón, cual mariposa inquieta que nunca se cansó de buscar cuentos por montes, caseríos y cuevas”. Y precisamente sobre esos montes, caseríos y cuevas escribió sus primeras colaboraciones en formato periodístico sobre Mañaria y Durangaldea en la sección titulada Euzke-atala del diario Euzkadi.

‘Mañariko’

En sus inicios firmaba sus artículos sin apodo, pero a partir de 1929 comenzó a enviar sus crónicas y cuentos con el sobrenombre de Mañariko. Además de escribir en el periódico Euzkadi, también publicaba crónicas para el diario de Amorebieta-Etxano llamado Ekin Jaungoiko Zale Bazkuna’ren asterokua y la revista Jesusen Biotzaren Deya. Todos sus trabajos relacionados con el periodismo perduraron hasta que una parte de los militares del ejército español dieron un golpe de Estado contra la legítima Segunda República.

En la enciclopedia Auñamendi estiman que, entre todos los géneros literarios, donde más destacó fue en la redacción de cuentos: antes de la guerra recopiló, completó, escribió y publicó cuentos de Euskal Herria. “Tenía mucha imaginación; muchas de las historias las recuperó en los caseríos y les dio vida, realizando así un gran trabajo etnográfico y mitológico para la cultura vasca”. Aunque no publicara en vida ningún libro, como hemos citado, años más tarde Jaime de Querejeta se encargaría de recopilar 49 cuentos de Errose Bustinza en un libro llamado Ipuiñak (1990). Aunque también escribió poesía y letras para canciones, aquellas personas que han estudiado su obra completa valoran que “quizás ése sea el lado más desconocido de Errose”. Tres de sus trabajos de poesía se pueden leer también en el libro de antología de la poesía vasca de Santi Onaindia Milla euskal-olerki eder (1976).

Errose Bustinza fue activista de EAJ-PNV, y lo hizo como miembro de la agrupación Emakume Abertzale Ba-tza (EAB). Ganó el premio –casualmente llevaba el nombre de su tío– en 1932, certamen creado por la sociedad Euzkaltzale Bazkunak para premiar a aquellas escritoras y escritores que publicaran sus creaciones literarias en el diario Euzkadi.