En el entorno del cementerio de la anteiglesia de Begoña y desde 1925, año de su anexión, cuarto distrito de Bilbao, el Consistorio bilbaino impuso el 20 de octubre de 1971 el nombre de Amadeo Deprit Lasa a la vía que, arrancando en la intersección de las calles Mazustegi y Prim, rodea el barrio de chalés Dolaretxe, cruza Virgen de Begoña por paso inferior y desemboca en la rotonda donde confluyen Camino del Polvorín y Travesía de Párroco Ugaz.
Una distinción que el Ayuntamiento, con arreglo al artículo 101/2 de Régimen Local, otorga a ciudadanos e instituciones por su compromiso con la ciudad o su aportación al bien común. En 1991 el archivero y bibliotecario municipal Manuel Basas, en la publicación corporativa Calles de Bilbao. Diccionario Abreviado dice: “El nombre se debe a D. Amadeo Deprit Lasa (1900-1956), perteneciente a un linaje de cristaleros belgas, afincados en Bilbao, donde nació Amadeo, avecindado en Begoña, de cuya anteiglesia fue el último alcalde, al producirse la anexión de la misma, en 1924, a la villa de Bilbao. Fue un gran benefactor y promotor de la salubridad pública”.
Esta reseña, repetida una y otra vez, ha generado la equivocada idea de que Amadeo Deprit Lasa fue el último alcalde de la República de Begoña en vísperas de su anexión por Bilbao, cuando en realidad el cargo que ocupó fue el de presidente de la Junta Vecinal de la Entidad Local Menor de Begoña, tras la agregación de la anteiglesia a la villa el 1 de enero de 1925. Un organismo, creado por el R.D. de anexión del 29 de octubre de 1924 con el fin de desarrollar, conjuntamente con la Comisión Ejecutiva del Ayuntamiento bilbaino, la fusión parcial de Erandio y total de las anteiglesias de Deusto y Begoña a la villa.
El día de Año Nuevo de 2025 se cumplirá el centenario de la anexión y, adelantándonos a la efeméride, deseamos restituir, en el caso de Begoña, los nombres de quienes integraron su último ayuntamiento y la defendieron del Bilbao txikito que se había hecho grande con el ensanche por Abando y aún quería serlo más, trepando por las laderas de las anteiglesias que le vieron nacer. El último ayuntamiento begoñés estuvo constituido por el alcalde Federico de Escauriaza; los tenientes alcaldes Ernesto Allende, Anastasio Gardiazabal, Víctor Ugarriza, Francisco Eguiluz e Isidoro Candina; los concejales José Antonio Guisasola, Agapito Landa, Benigno Echevarria, y José de Mendezona, secretario. En agosto, el alcalde Escauriaza abandonó el cargo siendo sustituido por Ernesto Allende, sobre el que recaería el triste traspaso de poderes.
La anexión de la República de Begoña
Durante la dictadura de Primo de Rivera, el Ayuntamiento de Bilbao presidido por su alcalde Federico Moyúa –en connivencia con el gobernador civil y militar Julio de Echagüe– aprobó en sesión extraordinaria del 24 de marzo de 1924 el acuerdo del 14 de diciembre de 1917 por el que se ratificaba la anexión a la villa de los términos municipales de Begoña, Deusto, y la parte de Erandio comprendida entre Deusto y los ríos Asua y Nervión. Para ello trasladó al Directorio Militar, en Madrid, la necesidad de un decreto por el que se agregaran automáticamente las jurisdicciones colindantes. Una petición que, a pesar de la oposición frontal de las anteiglesias y los recursos presentados por sus regidores, se materializó en el R.D. de 29 de octubre de 1924, convirtiendo a las repúblicas independientes en entidades locales menores de Bilbao.
El primer día de 1925 la corporación bilbaina, a bordo de diecisiete automóviles y gran boato de maceros, clarineros y atabaleros, se trasladó al puente de Lutxana en Erandio, y de seguido, a las casas consistoriales de Deusto y Begoña donde tomó posesión de sus respectivos términos territoriales. En Begoña, el traspaso de poder se materializó en la Casa de la República por el nuevo gobernador César Ballarín, quien cogiendo la vara del alcalde en funciones Ernesto Allende se lo entregó a Moyúa, quien pidió olvidar los suscitados resquemores y respeto para los anexionados. Tras su salida al balcón, la comitiva precedida por los pendones de Deusto, Begoña y Bilbao se dirigió a la basílica donde les esperaba su patrono, el marqués de Vargas y el cabildo parroquial –encabezado por Bernardo Astigarraga– para cantar la Salve. Los actos de anexión finalizaron en Atxuri con la lectura de la Carta Puebla ante la estatua de Don Diego López de Haro, flanqueada por los pendones y las varas de los anexionados. Emblemas que, tachados por El Noticiero Bilbaíno como reliquias, se llevaron al Consistorio y fueron guardados en una vitrina. En la actualidad, el pendón de Begoña se encuentra, junto al de Abando, en la escalinata principal del Ayuntamiento bilbaino frente a las vidrieras de color del Salón Árabe que, en 1890, había realizado el cristalero belga Amadeo Deprit Quinet, abuelo de nuestro protagonista.
Al día siguiente de la anexión, Moyúa procedió a la constitución de las Juntas Vecinales, integrando la de Begoña: Amadeo Deprit, Isidoro Candina, Francisco Eguiluz, José Sánchez, Luis Landeras, Nicolás Vidal, Martín Gutiérrez y Manuel Palacio. Como presidente de la Junta, Deprit, defendió la continuidad de la demarcación territorial y el patrimonio de la antigua anteiglesia en aras de conseguir la representatividad que le correspondía en el Ayuntamiento bilbaino, la inserción del personal en el mismo y la congelación temporal de contribuciones e impuestos. Logró cubrir algunas de las necesidades que venían de atrás como el alumbrado público de caminos y estradas (Basarrate, Santutxu, Txurdinaga, Otxarkoaga y Artxanda), el saneamiento (Trauko), la renovación de lavaderos, la creación de escuelas en Santutxu y párvulos en Bolueta y proyectar la construcción de una vía de tranvía que, partiendo de la calle Aurrecoechea comunicase el Casco Viejo bilbaino con Santutxu.
La última reunión de la Junta se celebró el 12 de noviembre al hacerse efectiva, por R.D. de 30 de octubre de 1925, la fusión definitiva de las entidades menores en Bilbao y la disolución de sus organismos. Un mes más tarde, Amadeo Deprit, Jenaro Lumbreras y Anastasio Gardeazabal fueron nombrados concejales del Ayuntamiento de Bilbao en representación del Distrito de Begoña. En el mismo acto, Deprit fue elegido teniente alcalde tercero participando en varias comisiones municipales como Instrucción Pública en la que promovió la creación de la Escuela Industrial, una nueva Escuela Normal de Maestras y la reorganización de Artes y Oficios y Protección Escolar. Miembro del patronato de Bibliotecas Municipales y del Museo de Arte Moderno, reforzó el panorama cultural con la creación del Museo de Reproducciones. El 29 de mayo de 1927, representó al Ayuntamiento en la inauguración del banco monumento a Adolfo Guiard diseñado por el último arquitecto municipal de Begoña (1915-24), Estanislao Segurola y Félix Agüero, erigido al fondo del parque de Doña Casilda, paradójicamente en los aledaños de la entonces plaza de Bélgica.
Amadeo Deprit Lasa
Nace en Bilbao el 26 de marzo de 1900, hijo de Teófilo J. Amadea Deprit Laca y Tomasa Lasa Gaztañaga que, al contraer matrimonio en 1898, se instalan en Ronda, en las inmediaciones del domicilio de Amadeo J. Deprit Quinet, iniciador de la saga familiar y fundador, tras la guerra carlista, de la Cristalería del Belga en la calle Somera-Ronda. Había sido además uno de los promotores, en 1892, de Vidrios de Lamiaco para la fabricación de vidrio plano, importando de su país natal la tecnología y mano de obra cualificada. Una colonia, la belga, de la que el artista Guiard decía: “Las belgicanas para hacer dulce, arrapaban toda la mora, teniendo el chimbo que emigrar (…) falto de su pasto natural”, aunque nos inclinamos a pensar que los chimbos bilbainos y sus chimberas tuvieron algo más que ver con dicha desaparición.
La vida de Amadeo Deprit Lasa, al igual que la de su familia, transcurre entre Bilbao y Begoña, una vez que, en 1875 el patriarca adquiere en el camino de Iturriaga, la casa de campo Gorostiza al pintor retratista Ramón Elorriaga de las Rivas y, en 1898, solicita cesión de sepultura en el cementerio de la anteiglesia. La casa, recordada entre los últimos matsorris como el Palacio Encantado y derribada con la ampliación de la actual avenida de Zumalakarregi, verá crecer entre sus muros a la segunda generación de cristaleros Deprit; Remigio José, Teófilo José Amadea, Alejandro, María Luisa y los gemelos José y Josefina, cuyas vidas y actividad, integrados en el pujante entramado comercial e industrial bilbaino, discurrirán parejos al devenir de la anteiglesia.
Amadeo perteneció al reemplazo de mozos begoñeses de 1921, se licenció en Derecho por la Universidad de Deusto y se casó con María Navea Beascoechea, instalando su domicilio en Villa Amadeo, bajo el Carmelo, en Santutxu, acondicionándolo en 1938 para cubrir las necesidades de una familia numerosa. Dio sus primeros pasos profesionales en la empresa familiar Cristalería Deprit y Cía., con despacho en Somera, oficinas en Berastegui y talleres y almacenes en una nave de Fernández del Campo. En 1931, tras abandonar la política, será el director gerente y consejero de la empresa Constructora Bilbaina de Edificación S.A., con sede en uno de los pisos del edificio que en 1934 la familia erige sobre los talleres de la cristalería, proyecto del arquitecto Tomás Bilbao. La empresa, de la que también era socio su primo Roberto A. Deprit Arana, edificará varios casas de vecindad de estilo racionalista diseñados por el mismo arquitecto y, tras el paréntesis de la guerra, por Emiliano Amann y J.M. Sainz Aguirre. Inmuebles como la casa doble de Licenciado Poza 3-5 y General Concha 14-16 (1936-48); el grupo de casas de Protección Oficial en Gregorio Balparda / Mª Díaz de Haro (1942-53) y la manzana Huertas de la Villa / Epalza / Múgica y Butrón (1942-60), alternando con obras de rehabilitación en el lavadero de Alameda San Mamés con destino a la Banda Municipal de Música o la reforma integral del Hotel Inglaterra en El Arenal que, adquirido a la familia Zubillaga convertirán en el moderno y emblemático Hotel Almirante de los sesenta, proyecto del arquitecto Rafael Fontán.
Amadeo Deprit Lasa fallecerá en Begoña en 1956.
Gracias a la documentación conservada en el Archivo Histórico de Bizkaia y en el Municipal de Bilbao hemos conocido, con mayor detalle, la anexión de Begoña a la villa, y a uno de sus protagonistas que, en los escasos once meses de presidente en la Junta Vecinal defendió los intereses territoriales y patrimoniales de la extinta anteiglesia, convertida en el cuarto Distrito de Bilbao.