LO primero que constaté al empezar a escribir este artículo, tras analizar la prolífica bibliografía utilizada, fue que la playa de Lamiako era un lugar cuando menos mágico, porque, de hecho, las revistas y la prensa escrita de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se referían a Lamiako como un lugar de brujas o de lamias. Es más, el equipo de Polo Lamiako, que jugó en la playa en la década de los años veinte, eran llamados los “brujos”, así como también “la Galerna del Cantábrico”, porque al igual que el primer Athletic que jugó en la playa de Lamiako, era un equipo que desplegaba un juego muy duro. Incluso, tenían por emblema una terrorífica Lamia en medio de su bandera. Recuerden que Lamiako comprendía entonces una parte de Erandio, otra de Leioa –entonces Lexona– y otra de Las Arenas, Getxo. Ese era su topónimo, porque el nombre del lugar siempre había prevalecido por encima del de los municipios.

Desde Bilbao ya venían fomentando Lamiako desde finales del siglo XIX. De facto, la comisión de festejos al confeccionar los programas de fiestas instó a los bilbaínos a que acudiesen a los eventos del hipódromo de Lamiako (fútbol incluido) que se inauguró el 18 de septiembre de 1887. Para el año 1901 se estableció oficialmente la sociedad Athletic Club. Esta la componían noventa y ocho socios y estaba presidida por Juan Astorquia. Sociedad que tenía por objeto fomentar el desarrollo físico. Una sociedad que se dedicaría sobre todo al fútbol, sport en el que ya habían demostrado su vigor y resistencia desde años atrás algunos de sus socios jugando en Lamiako.

Ese deporte serviría para propagar no sólo su práctica, sino que también para fortalecer a niños y adolescentes. Al de pocos meses, el Athletic, que ya había arrendado para entonces los campos de Lamiako a la familia Aguirre, jugaba con su distintiva camiseta azul y blanca. La elección de Lamiako fue –aparte de su perfecta orografía y magnifica situación–, por su suelo porque por mucho que lloviera el terreno de juego nunca se encharcaba y se secaba con suma rapidez. Sus primeros partidos se jugaban con un gran entusiasmo, con caídas monumentales, incluso estaba admitido cargar contra el contrario con todas las fuerzas. En pocos meses el fútbol se difundió y arraigó en la sociedad vizcaína logrando infinidad de practicantes. Era el deporte que por entonces más entusiasmo suscitaba entre la juventud. El Athletic, en pocos años, llegaría a ganar no pocos desafíos, varios campeonatos y otra serie de títulos.

El Athletic o el Bizkaya –unión del Athletic con otros clubs para determinados campeonatos– jugaban a lo largo de la temporada en Lamiako varios partidos con fines benéficos para la Sociedad Vizcaína de Caridad, la Santa Casa de La Misericordia o la Asociación General de Estudiantes, así como para el socorro de las familias de náufragos vizcaínos, a las que les donaban íntegramente el dinero logrado con la venta de las entradas del partido. Se emplearon en estos partidos balones de la casa Bussy, de Londres –con su peso reglamentario– y se jugaba con el reglamento aprobado por el Colegio de Referees de Inglaterra.

Primer equipo del Athletic, en Lamiako, a principios de siglo XX. | FOTO: ARCHIVO HISTÓRICO FORAL DE BIZKAIA

Ejemplo para la juventud

El propio Athletic sostuvo que jugar los matches y campeonatos, era algo positivo para la juventud, porque además de ser un festejo agradable, culto y ameno, lograba que la juventud adquiriera destreza, agilidad, fuerza y vigor, cualidades todas ellas necesarias para combatir una por entonces juventud un tanto endeble. Para el Athletic era también una forma de lucha noble contra sus adversarios.

En 1903, tras ganar la copa de Coronación, fue tal el entusiasmo que se generó por el Athletic que se fundó un equipo filial en Madrid presidido por Enrique Allende: el Athletic de Madrid. Dos años después, el Athletic constituyó varios premios para aquellos clubes de jugadores menores de 17 años con arreglo a las mismas bases de la Copa Infantil Athletic que se disputaba desde 1902. También instituyó la Copa Bizkaya y la Copa Internacional que trataba de proporcionar fama al evento. Copa que, por cierto, fue encargada en Inglaterra.

Los partidos jugados en Lamiako se trataba de encuentros de grandes proporciones y eran tantos los beneficios que reportaba al fútbol que el Athletic y otros equipos locales organizaron concursos análogos en los meses de septiembre y diciembre para seguir fomentando dicha afición. Para este tipo de campeonatos en los que se jugaban varios partidos a la vez se habilitaron hasta tres o cuatro campos de fútbol en Lamiako, de 101 metros de largo y 70 metros de ancho cada uno.

Las Juntas Extraordinarias también tenían lugar en Lamiako, sobre todo para las grandes decisiones del club: la introducción de las grandes reformas en el fútbol, la constitución de la federación de clubes del Norte, para dar impulso al deporte, y organizar y reglamentar partidos y campeonatos, para elegir un nuevo presidente, una nueva junta directiva o a los capitanes. Así como las Juntas Ordinarias en las que la junta directiva daba cuenta a los socios de la gestión, del estado económico del club y de los éxitos logrados y esperados.

Primer partido internacional del Athletic (1903) contra el Burdigala (Burdeos). | FOTO: ARCHIVO HISTÓRICO FORAL DE BIZKAIA

Igualmente se reunían en Lamiako para llevar a cabo los sorteos de los campeonatos. En Lamiako se jugaban, asimismo, todos los partidos preparatorios de ensayo que servirían de entrenamiento para estar en forma de cara al siguiente match o campeonato, pero también para elegir el equipo titular que iría finalmente a jugar tanto a Donostia, Irún, Santander, Madrid o Barcelona como al siguiente partido previsto en casa.

Gracias a la asistencia de numeroso público, principalmente en los grandes matches internacionales que se jugaban en Lamiako, con dichos ingresos cubrían los gastos sin los cuales tanto el Athletic como sus equipos de fútbol, pero también los de lawn tennis [tenis sobre hierba] y de cricket, a esas alturas simplemente habrían desaparecido.

El papel que tuvo por entonces el Athletic en el fomento del fútbol estatal fue más que determinante. Según la prensa era el club con mayor influencia de todos porque gracias a su tenacidad y seriedad llegó a conseguir formalizar el campeonato de España. De igual forma el Athletic y el Bizkaya eran los equipos más fuertes de este campeonato no sólo por los buenos resultados obtenidos, sino que también porque eran los equipos a los que querían desafiar el resto.

Un equipo luchador

El Athletic de 1908, por ejemplo, estaba considerado un equipo tan bravo como luchador, con una defensa impenetrable. Al año siguiente, la prensa ante los partidos preparatorios para el campeonato de España invitaba a todos los aficionados: “Mañana todo el mundo a Lamiako” porque había que aplaudir y animar al equipo con el fin de recuperar el lugar que verdaderamente le correspondía al Athletic.

Novedades 8 enero 1911. El Athletic jugando de rojiblanco en Lamiako contra el Athletic de Madrid. | FOTO: BIBLIOTECA FORAL DE BIZKAIA

Ya en el primer match de preparación jugaron un extraordinario partido ante el San Sebastián, en el que una vez más sobresalieron los defensas Amann y Arzuaga, el centrocampista García, además de Iza como delantero, que estuvo rápido, soberbio y fue decisivo. Los bilbaínos no hacían sino luchar por la hegemonía en el fútbol estatal y estaban completamente convencidos de conseguirla. Premisa que se cumplió al ganar los siguientes campeonatos. Estos partidos no hicieron sino aumentar el interés de la afición y su eco llegó incluso al extranjero.

Entonces el Athletic arrollaba con su furia, desplegando un juego colosal. El gran Jose Mª Belauste destacaba en todos los partidos. Igualmente, el público de los campos de Lamiako, según la prensa, tenía una conducta del todo elogiosa, y es que se portaban con enorme sensatez, siempre muy correctos.

En enero de 1911, el Athletic de Bilbao, vestido de rojiblanco –ya lo hacía desde 1910– recibió en Lamiako al Athletic de Madrid, que llevaba la clásica indumentaria, azul y blanca. Dada la importancia del match encargaron a la casa Rodríguez-Arzuaga traer el mejor balón inglés, reservado tan sólo para los equipos de primera división inglesa. Unos meses antes ya se había puesto a la venta el reglamento de Foot Ball Association para la temporada 1910-1911, traducido del inglés por el socio de la casa de artículos de deporte Rodríguez-Arzuaga y jugador del Athletic, Juan Arzuaga.

Decía Turuzeta que el Athletic fue el primer club en tener equipo filial, el primero que trabajó la cantera, el primero en disponer de un órgano de comunicación propio, el primero en tener himno, el primero en ser objeto de un recibimiento popular. Pero fue más que todo eso. Porque también fue en Lamiako donde se gestó una forma de ser y el carácter de un equipo, directiva, socios y afición, en una perfecta comunión. Aparte de aplaudir y arengar no sólo al Athletic, sino que también al equipo contrario, en definitiva, al buen juego, si este realizaba un gran partido, en el que lo había dado todo, como reconocimiento se les solía invitar a un banquete y a una posterior celebración en la que participaban todos.

Al día siguiente, tras la fiesta, el equipo, la directiva, los socios y la afición del Athletic esperaban a la salida del hotel y acompañaban al equipo contrario hasta la estación de tren. Acto seguido les hacían toda una serie de regalos y se les despedía por todo lo alto. Por supuesto, con la palabra dada de que en breve tendrían su revancha.

En marzo de 1911 se jugó el último partido internacional del Athletic en Lamiako ante el Grand vie au Air Bordeaux; y en abril el Athletic abandonaba definitivamente los campos de Lamiako. No obstante, también supuso un momento de grandes cambios para el club: el reglamento de juego dejó de ser el inglés y el Athletic se vio obligado a dejar de jugar con jugadores ingleses que era parte de su idiosincrasia. Hoy, en Lamiako, en recuerdo de aquellos progenitores del Athletic, tan sólo existe un mural escondido, olvidado, tal y como hicimos con las palabras del periodista Jose Mª Mateos: “el campo de Lamiako es un lugar que debe ser venerado por todos”. l

El Autor: Luis Bilbao Larrondo

Doctor en Historia, está especializado en Arte Contemporáneo Vasco, pertenece a la Asociación de Historiadores de la Arquitectura y del Urbanismo AhAU, es autor de varios libros y de varios capítulos de libros, sobre la historia de la Arquitectura y del Urbanismo, tanto de Bilbao como de Madrid. Es también autor de varios artículos, tanto en revistas científicas como en prensa escrita.