"Cuando sueñas despierto, nada es imposible”. Podría haber sido una frase más en boca de un artista al uso, pero en el caso de Serafín Zubiri (Serafín Lizoaín Vidondo), nacido en el tranquilo enclave navarro de Zubiri (de ahí su nombre artístico) el 20 de abril de 1964, encierra toda la esencia de una vida y una carrera forjadas a golpe de superación y pasión. Pianista, vocalista, conferenciante y deportista de elite, Zubiri ha logrado desafiar dos enormes desafíos: la ceguera y el estigma de la discapacidad en un mundo, el del espectáculo, muchas veces poco comprensivo con lo diferente.
De Zubiri al mundo: primeros acordes
La historia de Serafín, el cuarto de seis hermanos (cuatro de ellos ciegos), comienza en su propia casa, rodeado de valores tan sencillos como poderosos de los que en multitud de ocasiones él ha mostrado su orgullo. Su padre, su maestro de vida, le infundió honradez y constancia; su madre, ejemplo vivo de generosidad, le enseñó a dar sin esperar nada a cambio. A pesar de su limitación visual, Zubiri no detuvo su curiosidad: se formó en los colegios de la ONCE, donde descubrió el solfeo y el piano. Siendo apenas un adolescente ya acariciaba las teclas y afinaba su voz, con la intuición de quien sabe que ese vínculo con la música será un refugio y un camino hacia la libertad.
A los 17 años funda en Pamplona el grupo Equus, un proyecto modesto pero vital para dar sus primeros pasos públicos como vocalista. Cinco años después, en 1987, sale a la luz Inténtalo, su álbum debut. El título cobra un valor simbólico: el intento como acto de fe personal. Acompañado siempre de su piano, de su sonrisa perpetua y de un contagioso optimismo, Serafín inicia una carrera en solitario que pronto lo llevará más allá de los escenarios navarros.
Dos veces en Eurovisión
La discografía de Zubiri (ocho discos de estudio hasta la fecha) es un recorrido emocional. En Pedaleando (1988), su segundo álbum, se asoma por vez primera a su afición al deporte adaptado: aquel tema se convirtió en sintonía oficial de la Vuelta Ciclista, anunciando la convivencia entre música y esfuerzo físico. En 1991, con Detrás del viento, incluye Polvo de estrellas, un himno íntimo que ganó adeptos en radio y televisión, y que se alzó como uno de sus primeros grandes éxitos.
Pero sería su cuarto trabajo, Te veo con el corazón (1992), el que le abriría una puerta decisiva con Todo esto es la música, que se convirtió en la canción con la que representó a España en Eurovisión 1992, celebrado en Malmö.
Al parecer, poco han cambiado las cosas desde entonces, ya que hace 33 años la división de opiniones ya acompañó la actuación del navarro, que aterrizó en la península con el décimocuarto puesto, pero con algo mucho más valioso: un empujón mediático y el apoyo del gran público.
Ocho años después, en el año 2000, regresó al mismo escaparate internacional con Colgado de un sueño, extraída de su álbum homónimo. La preselección estatal, que se llamó Eurocanción 2000, le dió la victoria y le entregó el pase a Estocolmo, donde obtuvo la posición 18ª. Más allá de los resultados, aquel doble bautismo eurovisivo le confirió un lugar de honor en la historia, ya que solo él, Conchita Bautista y Raphael han alzado dos veces la bandera estatal en el certamen.
Este mismo año, Serafín Zubiri presentó una pieza inédita destinada al Benidorm Fest y, a posteriori, a la preselección de San Marino para Eurovisión 2025. Aunque finalmente desistió por incompatibilidad de fechas con sus conciertos, el gesto reveló un anhelo constante del cantante navarro de regresar a la escena eurovisiva.
Entre teclas y conferencias
La faceta musical de Serafín no se limita a sus discos. Su versatilidad le ha permitido brillar en proyectos tan diversos como el tributo a Nino Bravo, con el que recorre teatros y auditorios desde nada más y nada menos que 2014, o la colaboración con Michelle en la versión castellana de la banda sonora de La Bella y la Bestia. El teatro musical le ha brindado papeles en La magia de Broadway (1999) y en la obra dramática Las mariposas son libres (2003).
Sin embargo, el artista navarro siempre se ha negado a encasillarse. Paralelamente a sus estudios de Psicología en la UNED, una licenciatura que compaginó con conciertos y grabaciones, imparte conferencias de motivación personal. Su mensaje, alimentado por la propia experiencia, se centra en derribar barreras mentales y abrazar la diversidad funcional como fuente de aprendizaje colectivo.
El atleta que habita en él
Quizás pocos sepan que Zubiri es un consumado deportista de resistencia. Ha corrido maratones en Madrid, Sevilla y Nueva York; ha alcanzado cimas como el Aconcagua y el Kilimanjaro, y ha completado nueve veces el Camino de Santiago en tándem con guías ciclistas. En atletismo adaptado logró, en 1991, la marca nacional de 1.500 m y el título de campeón en 800 m. Este historial le confiere una aureola de leyenda viviente, aún más potente tratándose de un hombre sin visión. “Cada zancada ha sido un pulso contra la adversidad”, ha dicho en más de una ocasión.
Su implicación en el deporte adaptado no solo es personal, ya que presta su voz a iniciativas de la ONCE y entidades deportivas para promover la inclusión de personas con discapacidad en competiciones populares.
Sin escándalos
En una industria donde las polémicas suelen hervir a fuego lento, la trayectoria de Serafín Zubiri aparece prácticamente limpia de escándalos con una vida privada que pocas veces sale a la luz, como cuando contrajo matrimonio el año pasado con su actual pareja… y poco más. De hecho, el incidente más sonado data de marzo de 2008, cuando el conductor argentino Mario Pergolini se burló de su ceguera en un programa de televisión. Zubiri, con gravedad y humor, respondió: “Pergolini está más ciego que yo”. El episodio suscitó críticas a Pergolini y defensa de las asociaciones de invidentes. Más allá de ese incidente, su perfil público ha sido siempre sereno y cercano, evitando debates estériles y empleando la visibilidad para causas sociales y solidarias.
Premios, reconocimientos y un nuevo impulso
A lo largo de tres décadas de carrera, Zubiri ha cosechado honores que van más allá de la música. En 2008 recibió el Premio Corazón Solidario de Murcia por su labor de promoción de la donación de órganos. En 2023, la sociedad gastronómica Napardi de Pamplona le entregó el ‘Gallico de Oro’, un reconocimiento a su trayectoria y a su compromiso deportivo y social.
A punto de cumplir 61 años, la vida de Serafín Zubiri es, ante todo, un proyecto colectivo. Su presencia en medios combina actuaciones, entrevistas y reflexiones sobre discapacidad. Asimismo, mantiene abierta su agenda de conferencias y talleres de coaching motivacional. En cada aparición acompaña a Kron, su perro guía, un símbolo de autonomía y confianza mutua. Con él transita escenarios, pasillos de universidades y senderos de montaña, recordando a todos que la unión entre seres humanos y animales también puede ser fuente de inspiración.
Su nuevo sencillo: Lo imposible
Este pasado mes de abril, sorprendió con un nuevo sencillo, Lo imposible, compuesto por Samuel Bugía y producido por Nacho Maño. Una canción que retoma la idea del esfuerzo como motor vital, y que además sirve de adelanto al concierto sinfónico Nino Bravo Sinfónico que protagonizará el 30 de diciembre en el Auditorio Baluarte de Pamplona. Allí estará acompañado por la Orquesta Sinfónica de Navarra y el Orfeón Pamplonés, confirmando que su apuesta por los clásicos de la canción sigue viva. “No busco el aplauso, solo un lugar donde compartir mi música y mis historias”.