El ser o no ser en noventa minutos. La angustia se apodera de un Gernika que se juega su futuro en el grupo II de Segunda RFEF a una sola carta después de 33 jornadas en las que sus continuos vaivenes le han condenado a sufrir más sobresaltos de los esperados. Y como muestra, un botón. En su compromiso del pasado domingo, el conjunto foral no fue capaz de vencer en su visita al Subinza, segundo filial de Osasuna y descendido matemáticamente a Tercera RFEF semanas atrás, en un partido en el que se adelantó en el marcador en dos ocasiones y, pese a ello, no selló una victoria que le habría permitido acariciar una permanencia que se la jugará en la jornada final del próximo domingo, con la plusvalía de hacerlo ante su parroquia de Urbieta y ante la Real Sociedad C, también descendido pero que se las hará pasar canutas a los de Gorka Iraizoz.

El propio entrenador del Gernika reconoce que “no es fácil jugar este tipo de partidos”, pero se muestra convencido de lograr el objetivo, ya que, en su opinión, “somos unos luchadores y vamos afrontar la situación como lo hemos hecho en otras ocasiones, con el apoyo del pueblo y animo a todos a que vengan a apoyarnos para lograr la victoria en este partido que ya es definitivo”. No en vano, el cuadro vizcaino seguirá una campaña más en Segunda RFEF si vence al filial realista y en caso de empatar o perder, deberá esperar los resultados del Anguiano, Barbastro, Calahorra y Tudelano para conocer su destino, ya sea un descenso que ni se menta o la repesca de una envenenada promoción por la permanencia.