Josue Dorrio (Bilbao, 3-III-1994) se ha convertido en unas de las grandes referencias del Amorebieta y en una de las revelaciones de toda LaLiga Hypermotion. Es el único jugador azul que ha comparecido en la 41 jornadas recorridas, con más de 3.300 minutos recorridos, y el domingo, salvo imprevisto, consumará el pleno en el trascendental y definitivo encuentro que disputará el colectivo de Jandro Castro en Anduva, ya que la victoria le supondría la permanencia y, en cambio, otro resultado, empate o derrota, le abocaría al descenso a Primera RFEF. “Tenemos que tener la cabeza lo más fría posible para llevar nuestro plan a cabo”, reflexiona el bilbaino.

¿Cómo tiene el cuerpo ante un partido de la magnitud del domingo?

—Llevamos varios meses jugando finales, remando contra corriente, mucho tiempo en el barro y para nosotros este partido es de una ilusión terrible. Creo que así lo tenemos que afrontar y con esa vamos, con la mentalidad de ganar en la última jornada, salir del barro y celebrarlo. No me cabe otra cosa en la cabeza.

¿Se da muchas vueltas en la cabeza estos días?

—Yo el aspecto mental lo trabajo mucho, lo trabajo todas las semanas y lo que he trabajado esta semana es eso. Le diría que ya llevo varias semanas trabajando en la convicción. Elijo sentirme desde ya ganador. En mi cabeza no tengo otra opción que no sea ganar, no hay otra opción.

¿Qué partido sueña?

—Todo lo que sea ganar. Si uno puede ser trascendental en el resultado y puede ser para ayudar al equipo, bienvenido sea. Pero, insisto, es un partido que queremos llevárnoslo, sumar los tres puntos como sea para conseguir el objetivo que tanto tiempo llevamos remando.

¿Qué tienen que hacer bien en Anduva y en qué no se tiene que equivocar?

—Va a ser un partido muy mental. En estos partidos tampoco hay que pecar de ir con exceso de motivación, sino hay que trabajar el partido. Sobre todo nosotros vamos a ir con un plan, que es el que hemos estamos trabajando durante la semana, en el que el míster confía, en el que nos ha dicho sus puntos débiles, sus puntos fuertes. A partir de ahí, tenemos que tener la cabeza lo más fría posible para llevar nuestro plan a cabo. Sí es verdad que por lo que estamos jugando los dos equipos será un partido de muchas emociones, de controlar el aspecto mental. Y a partir de ahí quien mejor lleve su juego será determinante para llegar a los tres puntos.

Hace prácticamente dos meses casi nadie daba un euro por este Amorebieta. ¿Qué ha sucedido para firmar una remontada tan llamativa en estas últimas jornadas?

—Llevábamos una losa mental muy grande. El inicio fue bueno, pero luego una vez que te metes en esa dinámica cuesta salir de ella, sobre todo se dieron muchos partidos en los que no merecimos para nada perder y se perdían. No te generaban casi ocasiones y en pequeños detalles se te escapaban los partidos. Y eso mental y moralmente te afecta mucho en el día a día, en la semana, en seguir teniendo confianza. Creo que la victoria frente al Elche se nos vio en las caras, en el aspecto anímico, en todo. A partir de ahí el equipo empezó a trabajar de otra manera, empezamos a encadenar resultados, eso suma confianza a lo que estás trabajando y a partir de ahí se ha visto otro equipo. Para mí, digo que el aspecto mental ha sido fundamental en este tramo.

¿Se vieron descendidos cuando tocaron fondo?

—Mentiría si te dijese que no. Me acuerdo de hablarlo con mucha gente de mi alrededor, desde familiares, la propia agencia de representación, tu coach... Me decían palabras que yo incluso me las tomaba como: Oye, no quiero que me digas ahora mismo esto en estos momentos, que es lo que en teoría me tienes que decir, bueno, hay que seguir, hay que ser más remando. Es una de las cosas que he aprendido, en el que da igual las circunstancias que sean, porque va a llegar tu momento y al final, pues mira, todas esas palabras en las que yo en un momento no confiaba, les ha dado el tiempo la razón, nuestro momento ha llegado y ahora mismo estamos dependiendo de nosotros en la última jornada.

¿Josue Dorrio se vio descendido?

—Hubo momentos en los que fue muy complicado. Sobre todo, yo recuerdo tres partidos, del Alcorcón, Eldense y Cartagena, que fueron mentalmente muy duros. Te merma psicológicamente y te ves en una situación muy lejos de lograr el objetivo.

En una categoría tan exigente como LaLigaHypermotion los resultados mandan y propiciaron la destitución de Haritz Mujika como entrenador. ¿Se opuso un antes y un después?

—Con Mujika se venía haciendo un buen trabajo desde el año pasado. Fíjese lo que se consiguió. Se está viendo que no es para nada sencillo conseguir lo que conseguimos el año pasado con él como míster y los jugadores como grupo. El inicio de Liga fue muy bueno, pero, como dice, los resultados mandan. El equipo llevaba una losa mental que no era fácil de corregir y supongo que querían dar un soplo de aire fresco al equipo. En este caso, pues a veinticinco jugadores no se puede destituir. Se tiene que destituir al entrenador para ver si hay una reacción, si se cambia mentalmente, aunque al principio costó también.

¿Qué ha aportado el ideario de Jandro Castro?

—Jandro es un poco de entrenador como yo creo que fue como jugador. Es un míster muy pelotero como lo fue de jugador. Tácticamente corrige y lo trabaja muchísimo. Nos ha venido muy bien desde el primer partido contra el Zaragoza, en el que yo creo que acierta dando dos, tres pinceladas en los que él cree que defensivamente está el partido, el que ofensivamente está el partido, qué tenemos que hacer y al jugador se lo pone mucho más fácil. Es un plan de partido en el que prácticamente no tienes que pensar y a nosotros nos facilita mucho el trabajo. Si no lo haces, pues tiene un motivo por el que echarte la bronca. En el aspecto táctico el equipo ha dado un salto adelante en base al rendimiento.

¿Qué es lo que más le ha impactado de esta liga en la que es su primera experiencia en el fútbol profesional?

—Diría que la igualdad. De un principio vienes con las expectativas de qué me voy a encontrar, siempre te da un poco miedo la altura. Me ha costado muchísimo llegar hasta el fútbol profesional y desde que ascendí y renové aquí he trabajado como el que más. Tenía muy claro de que este iba a ser mi año, que lo tenía que afrontar como tal y yo creo que las ganas las he trasladado al campo y por eso creo que estoy haciendo el año que he hecho. ¿Qué me ha sorprendido? Evidentemente el nivel de equipos, de jugadores, se nota que es una categoría profesional con los presupuestos que ellos tienen, pero sobre todo la igualdad. Se está viendo que ningún resultado sorprende, tanto un equipo de abajo puede ganar al de arriba y viceversa.

Hace mención a su trabajo para estar aquí y eso tiene reflejo en sus números, es un fijo, un intocable tanto para Mujika en su momento como ahora para Jandro. ¿Esperaba este rol tan importante?

—Sí, ya le digo que es un aspecto mental. En mi cabeza no entraba otra cosa que no fuese el dar el 100%, no dejarme absolutamente nada, no solo en cada partido, sino cada semana, todo lo que pueda estar en mi mano para hacerlo, lo voy a hacer. Es lo que he plasmado durante este año.

¿Se considera uno de los jugadores revelación de la categoría?

—Cuando un equipo asciende mucha gente no conoce a los jugadores y siempre que se destaque un poco te ven como la revelación. En Primera RFEF incluso en categorías más abajo hay un nivel terrible y siempre pienso que muchísimos compañeros que no tienen la oportunidad de estar en estas categorías, están trabajando como los que más. Si tuvieran la oportunidad de dar el salto a esta categoría. Estoy seguro de que rendirían a un altísimo nivel.

¿Su mejor versión ha llegado tarde, a los 30 años?

—Igual ha llegado tarde la oportunidad de demostrar de que sirvo para esta categoría, que yo doy el rendimiento en esta categoría e incluso más. En mi mente desde siempre ha estado esto.

Para ser vizcaino pocos le conocían por estos lares.

—Di el salto al Eibar con la mentalidad de ascender, de tener una oportunidad en el primer equipo. La tuve, pero no se me dio continuidad. También tienes que tener esa suerte de toma de decisiones, de no meterte en ruedas. Aquí estaba metido ya en la rueda de Tercera División y si no asciendes, es difícil dar ese salto. Lo intenté un año con el Portugalete, pero no se dio por mala suerte porque nos eliminó el Castellón. Tomé la decisión de salir fuera, que es una de las cosas que me arrepiento de no haberlo hecho antes, porque una vez que he dado el salto fuera, incluso se me ha valorado más que en mi propia casa.

Y seguramente habrá vivido muchas cosas.

—Tengo muy buenas experiencias, la verdad. Desde que salí fuera, he estado encantado.

¿Y malas experiencias?

—Malas, también, en las dos últimas experiencias. Mi salida del Murcia la recuerdo mala en base a que yo tenía unas expectativas mucho más altas y por ciertas circunstancias, pues bueno, acabé en Talavera. Y eso psicológicamente me afectó. Se trata de tomar de decisiones, como cuando valoré volver a casa, en este caso al Amorebieta.

¿Le ha llevado a penalizar la estatura en un fútbol de tanto de Big Data?

—Hombre, siempre tengo esa coña, con compañeros y demás… A algún compañero le digo que si tuviese la altura que tiene él, me llevaría a casa 12 goles de cabeza, pero la respuesta que recibo es siempre la misma. Con otra altura seguramente no tendría unas cualidades que tengo que yo creo que son mis virtudes, como esa explosividad, esa velocidad. Me fijo en explotar mis virtudes y saber de mis carencias.

Dicen que es muy bromista.

—Sí, sí. Intento serlo. Ya que pasamos tanto tiempo juntos, pues pasarlo bien con los compañeros y al final los compañeros son los que te llevan a ello.

En los tuits del club cuando ganan un partido siempre se le ve haciendo algo especial, ¿no?

—Sí, sí. Es ese momento de locura. Este año tengo la anécdota de que en la victoria ante el Eche fui el protagonista, en que metí el gol, y en el vídeo me acuerdo que quise decir a seguir a luchar y me salió a achuchar, pues con la coña esa llevamos dos meses y ahora estamos con la broma de que vamos a ganar y nos lo vamos a tatuar.

Bromista, pero también ha portado el brazalete de capitán, que requiere más seriedad.

—Sí, por circunstancias, por lesiones, por equis... me tocó llevar el brazalete, tremendamente orgulloso. Siempre decía que me tocaba ser portabrazaletes. Como capitán tengo en el equipo a gente como (Iker) Seguín, que lleva 11 temporadas aquí, que tiene dos ascensos a su espalda, que tiene una trayectoria terrible. De (Xabi) Etxeita ni le voy a hablar lo que lleva a sus espaldas. Me tocó llevar el brazalete por circunstancias, pero la palabra capitán se la pongo a ellos,. Sin ningún tipo de duda.

¿Qué prioriza en el fútbol, la diversión o el sufrimiento?

—Yo lo tengo claro. Decidí desde pequeño jugar a esto porque me divertía. No me cabe otra cosa en la cabeza que divertirme cuando salgo a jugar un partido. Siempre que estás más cerca de divertirte en un terreno de juego, estás más cerca de tu mejor versión. No tengo ninguna duda. Todo jugador empieza porque se divertía cuando era pequeño, cuando jugaba con sus compañeros, en la plaza. Lo diferencial es eso. Cuanto más subes de categoría y te da un altísimo nivel, es porque parece que están jugando en la plaza de su barrio.

Saborea el fútbol profesional, imagino que querrá repetir la temporada que viene.

—No tengo otra cosa en mente que no sea ganar en Miranda y celebrarlo por todo lo alto. En mi cabeza solo existe esa opción. Ya me estoy imaginando celebrándolo con el pueblo el domingo a lo grande. Así que no me queda otra opción que ganar el fin de semana.