“Queríamos llegar a esto, tener vida en el último partido y lo hemos conseguido”. La reflexión que efectuó Jandro Castro, técnico del Amorebieta, a la conclusión del partido en el que su equipo firmó tablas el domingo ante el Espanyol en lo que suponía la despedida del colectivo azul de Lezama no hace más que ilustrar el buen sabor que dejó en la familia zornotzarra el punto sumado frente al cuadro periquito, uno de los gallitos de LaLiga Hypermotion. No en vano, el Amorebieta afronta la jornada final con el sueño latente de la permanencia y que se hará realidad en el caso de vencer el domingo, desde las 18.30 horas en Anduva, al Mirandés, que lucha por el mismo objetivo y para el cual le sirve un punto. Una cita que se convierte en una auténtica final para los dos conjuntos y que bien hubiera firmado el cuadro vizcaino hace casi dos meses cuando tocó fondo al cierre de la trigésima fecha, en la que ocupaba tras su derrota con el Leganés en Lezama la última posición con solo 24 puntos en su haber, a siete de los puestos de permanencia. Desde entonces, el conjunto de Jandro ha dado un salto cualitativo y, como se refranea, la fe mueve montañas. Tanto que los azules han cosechado en los últimos once encuentros 21 puntos, casi el doble de los que poseía a inicios del pasado marzo, con seis victorias selladas frente a las cinco logradas en treinta partidos y hasta el punto de convertirse en este tramo mencionado en el segundo mejor equipo, solo superado por el Valladolid, líder ya ascendido de forma matemática a LaLiga EA Sports.

La confianza en sus posibilidades ha propiciado el espectacular arreón de un Amorebieta que ha dejado atrás a los tres equipos ya descendidos a Primera RFEF a falta de disputar la última jornada, una vez que Villlarreal B, Andorra y Alcorcón no han sido capaces de seguir la trayectoria ascendente de un conjunto vizcaino que se ha agarra como una lapa a su obsesión por continuar en el categoría de plata. Un deseo en el que el domingo puso el acento el entrenador de Mieres, que recaló en Urritxe el pasado diciembre como recambio del destituido Haritz Mujika. “Estoy muy contento, el equipo siempre lo da todo. El compromiso y el querer de este equipo es la leche”, subrayó el asturiano, convencido de que sus pupilos culminarán la gesta en el infierno de Anduva, donde el lleno está asegurado.

Toda una temporada a una sola carta. Todo o nada en poco más de hora y media tras 3.700 minutos de juego recorridos. “A los entrenadores no nos gusta hablar de finales, pero esta vez sí que lo es”, reconoció Jandro, que también conoce que su equipo está en dinámica ascendente, lo opuesto a lo que le sucede al Mirandés, que solo ha sumado diez puntos en las once jornadas precedentes. El Amorebieta ha recortado al conjunto dirigido por Alessio Lisci, al que ya goleó en la cita de la primera vuelta en Lezama (3-0), once puntos en los dos meses últimos, una caza que espera rematar el domingo en Anduva ante un cuadro burgalés que ha recuperado para su causa a Javi Martón –delantero cedido por el Athletic ya recuperado de una grave lesión y que vio puerta en Albacete, pero que encadena cuatro partidos consecutivos sin conocer la victoria y en los que solo ha cogido dos de los doce puntos posibles, en tanto que los azules enlazan tres encuentros sin perder y en los que no han encajado gol alguno, una estadística que realza el alto nivel que ofrece bajo Palos Jonmi Magunagoitia, uno de los héroes del último ascenso, desde que ha desplazado de la titularidad a Pablo Campos.

Los detalles

Buenos números como visitante. El Amorebieta solo ha perdido uno, en Ipurua, de sus últimos siete desplazamientos, una estadística que habla bien de su solvencia como viajero.

Tendencia en alza. El conjunto azul se ha lanzado en las últimas once jornadas, en las que ha sumado el 64 por ciento de los puntos posibles y que explica su fiabilidad para la cita de Anduva.