AMOREBIETA: Campos; Álvaro Núñez, Bustinza, Etxeita, Félix, Seguín (Min. 46, Jauregi) (Min. 58, Eraso); Erik Morán (Min. 85, Yriarte), Sibo; Dorrio (Min. 90, Edwards), Unzueta y Morcillo.

ALBACETE: Barragán; Álvaro Rodríguez (Min. 33, Isaac), Kaiky, Djetei, Silva; Medina, Riki, Olaetxea, Fuster (Min. 58, Quiles); Higinio (Min. 79, Marchán) y Juanma García (Min. 78, Samuel).

Goles: 0-1: Min. 31; Bustinza, en propia puerta. 1-1: Min. 63; Unzueta.

Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité Castellanoleonés). Amonestó a Seguín, Félix y Etxeita, por el Amorebieta; y a Álvaro Rodríguez, Isaac, Olaetxea, Silva, Djetei y Marchán, por el Albacete.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo octava jornada de LaLiga Hypermotion disputado en Lezama ante 650 espectadores.

El Amorebieta vuelve a sumar, pero lo hace con un punto que, como ocurrió una semana atrás en Huesca, le sabe a poco, a muy poco en este caso. El conjunto de Jandro Castro, que encadena tres jornadas sin conocer la derrota como dato positivo, se rehizo a un gol en propia puerta, a una primera parte floja, a dos disparos al palo, a la lesión de Eneko Jauregi para sacar una versión fiable en el segundo acto, en el que acorraló al Albacete, en que marcó Iker Unzueta, que se estrenó, y en el que gozó de suficientes oportunidades como para haber sellado un triunfo que le habría permitido darse un subidón que mereció a tenor de lo ofrecido por los dos equipos en el verde. El fútbol, sin embargo, no es benévolo con este Amorebieta, que continúa inmerso en la última posición de LaLiga Hypermotion, con la salvación a nueve puntos vista, pero que, en clave positivista, mantiene un gen competitivo que retrata su afán de no arrojar la toalla.

Jandro se ha enganchado a una nueva idea que le había dado resultado en los dos partidos precedentes. Se trata de sacar puntos ya sea por tierra, mar o aire, y de ahí su cambio de registro al aparcar de momento su habitual 4-4-2 y decantarse por tres centrales. El de Mieres, así las cosas, solo movió dos piezas en el once, una obligada por los problemas físicos de Álex Carbonell que supuso la titularidad de Erik Morán, y la segunda por motivos tácticos, por lo que Jon Morcillo volvía a partir de inicio ocho partidos después en detrimento de Rayco. Un plan que buscaba desactivar al Albacete, pero que no le salió bien en un primer acto en el que el conjunto azul no se encontró, se sintió incómodo, tuvo poca salida de balón y explotó los costados a cuentagotas. O sea, poca chicha en su deseo de molestar a un Albacete que sí fue fiel a su idea, un equipo bien armado técnicamente y que quiso más posesión que los vizcainos. El cuadro manchego no necesitó de alardes, inquietó en una primera llegada de Higinio que salvó Álvaro Núñez a un palmo de narices de su meta y Fuster lo intentó poco después tras un error grueso de Félix en la salida de balón.

El Amorebieta se movía con espesura, aunque salió de su letargo cuando Morán tuvo balón y Álvaro Núñez, Josué Dorrio y Morcillo cogieron un pelín de verticalidad. Una leve mejoría que no le llegó para asustar a Barragán y cuando mejor estaba el colectivo zornotzarra se produjo ese detalle que suele castigar al pobre. Un detalle generado por deméritos propios, como así fue el incomprensible despeje defectuoso que cometió Iker Seguín, seguido por un rechace en contra y una salida a medias de Pablo Campos que propició el autogol de Unai Bustinza. Una cadena de despropósitos que marcó el partido y que obligaba redoblar esfuerzos a los de Jandro, que pudieron irse al descanso con mejor resultado en una acción ensayada a balón parado que Morcillo, que aún no se ha estrenado como goleador, mandó al palo izquierdo de la meta albaceteña con su portero ya batido. Ya se sabe, a perro flaco…

Jandro no lo veía claro y decidió regresar a su idea primaria, al 4-4-2 que tanto le gusta. Un retoque que surtió efecto, porque el Amorebieta se reencontró, dio un paso adelante, tuvo a un Morcillo estelar, a un Dorrio protagonista y activó sus virtudes para meter en su terreno a un Albacete ya conservador, lo típico del resultadismo. Los azules cogieron vuelo, Morcillo fue el primero en probar y de seguido el extremo se sacó una acción individual para ceder a Dorrio, pero su disparo se estrelló con el larguero. Ver para creer, otra penalización del infortunio que se vio agravado con la lesión de Eneko Jauregi, que había comparecido en el segundo acto y apenas participó durante doce minutos. El Amorebieta ya se había desatado en busca del empate, lo que suele generar riesgos, como el que tomó en una contra manchega que no culminó Quiles, pero que sí hizo minutos después Iker Unzueta, que abrió su cuenta al aprovechar una asistencia de lujo de Álvaro Núñez, de nuevo a un alto nivel del juego, cuando el ariete marcó los tiempos como mandan los cánones en su impecable remate de cabeza. El gol premió a un conjunto azul que se quedó, no obstante, a medio camino en su acoso sobre el área de Barragán pese a gozar de más ocasiones por medio de Etxeita y de Morcillo. Un punto que se entiende como escaso