Un problema menos. El Arenas se quita un peso de encima después de que el pasado domingo superara con goleada al Náxara, colista del grupo II de Segunda RFEF, en Gobela, con lo que cerraba su nefasta racha como local que se extendía ya durante más de diez meses, un periodo demasiado largo para el conjunto rojinegro, que ya se ha despedido del objetivo inicial de pelear por un puesto de play-off para centrarse en asegurarse la permanencia, una vez que también sale de la zona de descenso gracias a su triunfo sobre el equipo riojano. Lo cierto es que el colectivo de Toño Vadillo se dio un festín que necesitaba como agua de mayo para desprenderse de esa ansiedad que le atenazaba horrores en las comparecencias ante su parroquia, cuando antaño Gobela emergía como un fortín.

El Arenas, así las cosas, vuelve a ganar en feudo propio trece partidos después de la última vez que lo hiciera, el 1 de abril de 2023, cuando se impuso por 5-1 al Logroñés B, en el tramo final de la pasada liga, en la que tampoco fue capaz de triunfar en sus dos últimos duelos como anfitrión ante el Alavés B y el Mutilvera. En lo que va de curso, los de Eskuinaldea habían sufrido, hasta el domingo seis derrotas y sellado cuatro tablas, unos números lejanamente esperados y que habían provocado, entre otras consecuencias, la destitución de Manu Calleja como técnico, sustituido por Toño Vadillo, a la sazón también director deportivo de la entidad arenera. Pese a este último éxito, los tres puntos sumados por los rojinegros no evita que sigan siendo todavía el peor equipo del grupo como local.